lunes, 26 de marzo de 2018


CALENDARIO

*
Enero

Enero suele ser un mes de nieve.
Nadie quita los tiestos del balcón.
En las noches se ve siempre una nube
rezagada que llega desde el sur,
oteando los pájaros de sueño.

Febrero

Fantasea la luz jugando al golf
en mitad de la tierra, como un duende.
Brama la sombra en árbol baobab.
Roza la brisa fresca sobre el mar
ensimismado al borde de una fuente.
Restaura la armonía al contemplar
oleajes de espuma en el relámpago.

Marzo

Me gusta pasear mirando un tótem,
a la tarde, con lluvia de tormenta.
Rifan en la gran plaza un bello tour.
Zahiriendo el licor dentro de un cáliz
ondea la bandera del letargo.

Abril

A veces en abril se ve la luna
brillando con la estrella de Kochab.
Reza el mundo palabras desde el ser,
imantando la fuerza de maní,
luminosa en su círculo de sal.

Mayo

Me gusta ver el sol desde Mirzam
al tiempo que descubro algún planeta
yaciendo en su palacio cual noray
o sintiendo el amor en el sigilo.

Junio

Juego a llevar las flechas en carcaj
uniendo las plegarias sin tabú.
Nadie sigue las luces en su plan
ilusorio con sombras colibrí.
Osa la mujer niebla ser de hueso.

Julio

Junta ramas de luz, cofre de boj,
una experiencia digna de una tribu.
Lacera los secretos de cristal
irradiando la voz fuera de sí
o mutando los genes en silencio.

Agosto

Arroja el mes de agosto su fortuna
gracias a la energía del Big Bang.
Ora el ángel caído frente al fuego,
sabiendo de leyendas de serpientes.
Trae sortilegios dentro de un complot,
osado como un hombre temerario.

Septiembre

Se caen las hojas secas del revés
en medio de la bruma de septiembre,
por eso algunas bailan un hip-hop.
Te enredas por las calles con un ticket,
irradiando sonrisas desde ti.
Esperas al tranvía con un vale
mientras la lluvia atrapa escenas de álbum.
Bostezas sin pensar viendo una web.
Rapeas por las tardes al cantar
en mitad de las horas de poniente.

Octubre

Ondeas con el viento sobre el barro.
Comprendes que la vida es un tictac.
Triunfas bajo el granizo en tu debut.
Ululas como un búho en Ulurú.
Bailas entre los cirros como snob.
Te atreves a soñar aun sin un hábitat,
enamorando al orbe con merengue.

Noviembre

Nunca el mes de noviembre hay un vaivén,
oyes ruidos lejanos en el cielo
veloz como una letra en Tel Aviv.
Imaginas un pájaro chogüí
en aceras desiertas, con alambre.
Musitas adjetivos de Alnilam,
besas acantilados en Zagreb,
recuperas el tiempo del azar,
entiendes que el placer es algo breve.

Diciembre

Dudas de la belleza como ardid,
inventas la bebida de maní.
Columpias con el aire en un vivac
ilusiones perdidas de origami.
Enarbolas el reino con su clave
mientras contemplas magos en un réquiem.
Borras los días fríos de tu club.
Reencuentras la hermosura del azúcar
en espejos desnudos de azabache.


Ana Muela Sopeña

HAIKUS DE MARZO

*
I

Lluvia en las calles,
reflejos en los charcos.
Se ve un relámpago.

II

La ría gris,
los barcos en el Abra.
Paisaje azul.

III

Viento de marzo,
calendario litúrgico.
Nubes lejanas.

IV

Llovizna suave,
la gente atareada.
Blancas estatuas.

V

Plazas con sol,
la belleza del tiempo.
Luz de crepúsculo.

VI

Playa desierta,
gaviotas en pretiles.
El horizonte.

VII

Bancos del muelle,
un niño patinando.
Casa flotante.


Ana Muela Sopeña

jueves, 22 de marzo de 2018


ETERNIDAD DE MUNDOS

*
A Eduardo Apodaca que hoy hubiera cumplido años

Tu recuerdo me viene a la memoria
como un sueño del sur, evanescente,
a la sombra de un árbol primigenio.

Una luz transformada
me habla del animal en la penumbra
que me avisa del hueco
de la desolación.

Fisuras en la nieve
dan paso entre las nubes
a la primavera de la ausencia.

Eternidad de mundos invisibles...

Tu nombre en la ciudad
latiendo
entre los bancos y la lluvia.

Un petirrojo mira las estatuas
mientras el crepúsculo
abraza el tiempo mágico
en el tren de la infancia...


Ana Muela Sopeña

ÁRBOL OSCURO

*
A Alejandra Pizarnik

I

Yo dibujé un árbol,
oscuro
como la tierra en sus raíces,
y tiré de su historia
para llegar al centro de las sombras.

II

Después quise volar por la galaxia,
sintiendo de las nubes
su asombro almidonado.
Ascendí por estrellas, nebulosas
y la luz primigenia de los átomos.

III

Conocí la belleza de las piedras,
escondida en fisuras del espejo
y me acordé de ti, dulce Alejandra.
Supe de tus horas insomnes,
exiliada en tus lágrimas
de mujer sumergida en la nostalgia.

IV

Abandoné el dolor entre las olas,
en un mar de visiones,
envuelto en sortilegios de penumbra.
Me leí tus poemas
y sentí lo profundo de la vida
en tus palabras llenas de presagios.

V

De pronto vi en los ojos de mi gato
una luz cegadora,
anclada en los recuerdos de la infancia,
venciendo a las mareas
con el deslumbramiento de lo íntimo.


Ana Muela Sopeña

martes, 20 de marzo de 2018


NIEVE EN LA CIUDAD

*
La nieve desveló nuestra lujuria
en aquel dormitorio envuelto en copos
mientras el frío extremo
sometía las calles.

Unimos nuestros cuerpos ateridos
en un abrazo cálido,
antes de que las sombras se adueñaran
de mi destino incierto.

Las horas nos brindaron sus conjuros
más allá de los besos y suspiros.

El pulso del amor nos traspasó
entre aceras muy blancas.

La jornada quedó inmortalizada
en miles de instantáneas y de vídeos.

La nieve en la ciudad marcó su historia,
al tiempo que nosotros
supimos del calor evanescente
a través de sonrisas y jadeos...


Ana Muela Sopeña

TIEMPO CALEIDOSCÓPICO

*
La lluvia de la noche
me recuerda las tardes de mi infancia,
cuando el tiempo pasaba lentamente
y cada día era una aventura.

Sobre el tejado de mi casa
deambulaban los gatos.
Se movían al acecho
entre las chimeneas humeantes.

Las horas transcurrían muy despacio,
en ellas se ocultaban muchas cosas,
el misterio del mundo y de los juegos.

Ahora todo corre como un bit.
Amanece y de pronto ya es de noche.
Los días se han tornado meteóricos,
los meses se deslizan sin señales,
entre la rutina y los domingos.

Ya no se siente nunca el calendario
como algo somnoliento.

Tengo la oscura sensación
de que todo se ha vuelto muy veloz
y los minutos pasan como un código
binario en su raíz.

Se terminó aquel tiempo
caleidoscópico de arena.

Aquel tiempo sin tiempo
con árboles amigos que dormían...


Ana Muela Sopeña

INCERTIDUMBRE

*
A veces la nostalgia es sólo eso,
un sentimiento extraño que nos pesa
y nos hace viajar
a un pasado repleto de experiencias.

Echo de menos cuando me decías
que tenías urgencia de mis labios,
de mi piel, de mi cuerpo y de mis besos.

Ahora ya no sabes si deseas
que siempre esté a tu lado
o que desaparezca de una vez...
y esa incertidumbre que te habita
a mí me está matando...


Ana Muela Sopeña

lunes, 19 de marzo de 2018


VUELVO AL SUR. TANGO FOR VIOLIN AND PIANO - ASTOR PIAZZOLLA

*
Recuerdos en la noche
aparecen sin miedo entre visillos blancos.

Aquella casa sola
se convirtió en un cúmulo de fotos sumergidas
en vivencias extrañas, más allá del amor.

Fuimos protagonistas
de instantes absolutos
simplemente por ser nosotros mismos.

El tiempo nos ataba
con cuerdas invisibles
a la música suave de un piano casi etéreo.

Todo nos convirtió
en actores sublimes de nuestro film antiguo.

Escuchamos las notas
de un violín lejano
que plasmaba el instinto de nuestras horas cómplices.

Sonidos a distancia
en la ciudad del mar...


Ana Muela Sopeña


_________________________________


Vuelvo al sur. Tango for violin and piano - Astor Piazzolla
https://www.youtube.com/watch?v=mMqVoUQVlCU

SICILIENNE, FOR CELLO & PIANO, OP 78 - GABRIEL FAURÉ

*
La soledad pervierte la mirada
en mitad de la duda existencial.
Todo brilla desnudo
en el aire que ama lo distinto.

El camino del sol
nos lleva hacia un crepúsculo de niebla.

En el tiempo del mundo
la ciudad se desviste de todo lo superfluo.

Aparecen recuerdos
que hacen regresar a la infancia añorada.

Todo se mimetiza con el viento,
en la calima somnolienta
de un reloj solitario en la penumbra.

Ana Muela Sopeña


_____________________




Sicilienne, for Cello & Piano, Op 78 - Gabriel Fauré
https://www.youtube.com/watch?v=U5Y0uQLgriA

sábado, 17 de marzo de 2018


DE SOMBRAS

*
En las siluetas del bosque
la loba sabe de sombras
que a veces son como espectros
y la persiguen con rosas.

Una estrella en la distancia
en su nebulosa azul
le hace guiños por las noches
para que observe su luz.

La loba escapa del frío
y se refugia en su cueva,
mientras cae un aguacero
ella se convierte en niebla.

Hay una luna de plomo
en el cielo protector
que se aparece en visiones
con un animal de sol.

Los árboles solitarios
tienen las hojas de escarcha,
sueñan tardes de silencio
y dormitan sin palabras.

Un ruido recuerda al hombre
que depreda lo que toca
y se oculta con su máscara
de todo lo que no es moda.

La loba sabe del agua
cuando llueve y cuando bebe,
por eso a veces espera
el instante de la suerte.

La loba sabe de heridas,
de cazadores furtivos
que se esconden en el alba
horadando los caminos.

Las piedras rozan el tiempo
y disuelven el espacio
para atrapar el instinto
que se evapora en el caos.

La loba sabe de vida,
de escapar de los peligros
en el crepúsculo rojo
cuando las nubes son hilos.

Las horas pasan deprisa
en el secreto del bosque
y todos sus habitantes
conocen muy bien sus nombres.

La loba sabe de muerte,
cuando un terrible disparo
alcanza su pata izquierda
y un relámpago lejano.

El cazador no la ve
y prosigue su aventura
deambulando sin pararse
para encontrar la fortuna.

Un veterinario joven
oye el aullido de loba,
la traslada a su consulta,
saca la bala a su hora.

Pasan días y semanas,
la loba ya está curada,
su protector se despide
y la lleva al bosque, al alba.

La loba sabe de sombras,
por eso ahora se oculta
de todos los cazadores
que salen cuando no hay luna.


Ana Muela Sopeña

viernes, 16 de marzo de 2018


TIEMPO INTERMINABLE

*
..... La noche alberga todos los sonidos de pájaros nocturnos. Sus cantos en las calles parecen emerger del centro íntimo de un vórtice ancestral. Se escuchan unos ruidos que provienen de ramas escondidas. La belleza del tiempo interminable asombra a los relojes. Un avión a distancia dibuja trayectorias en el aire y plasma su destino sin pánico a la muerte. Me envuelve el pulso apátrida de una emoción sin nombre, más allá del instinto de la lluvia. Los gatos callejeros se refugian debajo de los coches y duermen mientras sueñan con un mundo liberado de fantasmas. La respiración de la ciudad parece una farola que contempla la raíz del relámpago. Voy cayendo en las grutas del abismo, antes de darme cuenta de que el todo se desmaya en los brazos del vacío.


Ana Muela Sopeña

APUNTES DE MARZO

*
I

La música del viento
resquebraja el instinto de la herida.

II

La noche se convierte en una aliada
más allá de la sombra
con pájaros de lluvia,
en la proximidad de la belleza.

III

El rumor de las calles
envuelve la neblina
en las horas que buscan redención.

IV

Respiro en las aceras
mientras siento el latir del universo.


Ana Muela Sopeña

DISOLUCIÓN

*
..... A veces la visión de la utopía se torna algo escabrosa. Sobreviene la pena más profunda y el sentimiento triste de que todo es algo casi siempre efímero y sin centro. Es una sensación como de agua. El suelo se va abriendo y te hundes en arenas movedizas. Las cosas se diluyen en el recuerdo informe del vacío. Avanzas por la cuerda y crees que llegarás a la última meta. Mas sólo te aproximas a una tela de araña que viscosa te atrapa en su nudo mortal. Perseguimos lo estable, lo seguro, la armonía sin luchas. Encontramos la cárcel, el presidio, la prisión sin fianza en medio de los álbumes de fotos.
..... No hay momentos más duros en la vida que aquellos donde todo lo obtenido se cae por precipicios de la nada y llegan a ser pronto una jaula de sombras, anodina.


Ana Muela Sopeña

ESTACIONES

*
Primavera es el tiempo del amor,
todo nace y resurge de la nada
para crear espacios en cascada
y disolver los nudos del dolor.

El verano se torna sanador,
plenitud de la vida abandonada
que vuela sin cesar libre y alada
y establece un refugio del valor.

El otoño nos muestra su neblina,
los días que se acortan, la humedad
que invade las estatuas de quietud.

El invierno desnudo nos inclina
a descubrir la esencia en soledad
del paso de los años como alud.


Ana Muela Sopeña

jueves, 15 de marzo de 2018


LA MUERTE DE GABRIEL CRUZ

*
El aire se ha vestido de ceniza
al saber de la muerte de Gabriel
y descubrir la trampa como hiel
de una mujer tan fría que horroriza.
La maldad de su historia nos hechiza
y nos hace pensar en su pasado,
experiencias al límite del hado
que con escalofríos nos sacuden.
¡Que los ángeles buenos nos ayuden
alejando los odios de su lado!

Ahora España entera está de duelo
pues todos nos sentimos consternados
con el alma quebrada y preocupados,
sabiendo que hay psicópatas sin velo.
Por la televisión parece hielo
la conducta fingida de esta bruja,
por eso con temor hay una puja,
que pague por su crimen en prisión
y se vea apartada en un rincón:
una celda pequeña como aguja.


Ana Muela Sopeña

LA LOBA SABE DE SOMBRAS

*
La loba sabe de sombras
en la rosa de la bruma
tan pura como la lluvia.

Hay palabras en el alma
blancas como aquella escarcha
que los mandalas atrapan.

La niebla siempre me espera
en la tierra y en la arena.

Sueño con fuego y con viento,
juego con miedo y enredos.

La loba sabe de sombras
con la rosa del amor,
del dolor y la pasión.

En el abismo hay un rito
con hilos de laberintos.

El búho siente lo oscuro,
oculto dentro del mundo.

La loba sabe de sombras
en nebulosas y rocas,
en la noche, con visiones,
sin estrellas ni maleza.


Ana Muela Sopeña


----------------------


El poema tiene rimas asonantes una detrás de otra en versos octosílabos. Es un experimento, nada más.

DESPEDIDA

*
I

El deseo se ha hecho solitario,
se ha roto el corazón en la ciudad.

II

La luz ensimismada se ha perdido
en la sombra terrible del adiós.

III

Un puerta cerrada...
entre la bruma llena de cemento.

IV

La belleza que un día fue de luz
hoy es pánico triste.

V

Todo se ha congelado
en el tiempo adherido
a una despedida sin café.


Ana Muela Sopeña

martes, 13 de marzo de 2018


HOMBRE

*
Hombre de silencio,
que buscas en tu alma la respuesta
para salir del caos.

Hombre de granizo,
abocado a mirar sin hacer nada.
Ha llegado el momento de tu turno.

Hombre de neblina,
lúcido como el viento de la mañana,
preparado para ser un gran guerrero.

Hombre de la selva,
conservador del medio natural,
iniciado en las artes milenarias.

Hombre de los cuásares,
atrapado en la matrix de este mundo
que buscas la salida de la cárcel.

Hombre del océano,
buceador en zonas abisales
que proteges los reinos submarinos.

Hombre de luz,
amante del amor y sus mareas
en la iniciación de la conciencia.
Sabedor del secreto de lo cuántico.

Hombre de amatista,
envuelto en el color de la quimera
con la visión del alba en tu mirada.

Hombre solar,
emanación del alma y sus sollozos
como ser incorruptible que ilumina
la existencia del espíritu indomable.

Hombre del trueno,
situado en la torre del enigma,
caleidoscopio azul de los arcanos.

Hombre de Marte,
luchador ancestral con armadura.

Hombre de Plutón,
transformador de la galaxia.

Hombre glacial, que conoces al detalle
cómo sobrevivir en condiciones extremas.

Hombre del frío,
venido de las sombras del deshielo.

Hombre arcoíris,
luminaria en el orbe geocéntrico.

Hombre de cenizas,
intuitivo con rasgos del subsueño.

Hombre de las ramas,
sublime en tu canción del árbol níveo.

Hombre de los púlsares,
ejemplar con las armas de frecuencias
para desintegrar a los demonios.

Hombre de otras dimensiones,
entrenado con piezas de ajedrez
para vencer al monstruo.

Hombre de utopías,
consagrado a las naves
de este universo paralelo.

Hombre cromosoma,
que custodias los códigos del tiempo.

Hombre de Gaia,
amoroso con todos los vivientes,
guardián de los círculos de fuego,
enamorado hasta la médula
de la evolución de la conciencia.


Ana Muela Sopeña




___________________________


He escrito una réplica a este poema.
El poema se llama "Mujer".
Puedes leerlo pinchando aquí:
http://www.laberintodelluvia.com/2018/03/mujer.html

domingo, 11 de marzo de 2018


FUKUSHIMA EN EL RECUERDO

*
A todos los humanos
en el séptimo aniversario
de la tragedia de Fukushima

El Pacífico guarda las tumbas
de la desolación.
Estroncio, uranio, cesio,
plutonio, tritio, yodo y americio
condimentan el mundo
y saturan de huesos y cenizas
las almas de los hombres y mujeres
y los cuerpos benditos
con sus nanopartículas ocultas
en los ociosos círculos ocultos.

Vamos hacia la luz de una hecatombe
con los ojos vendados
como funambulistas con Alzheimer.

Soñamos con raíces de futuros
mientras alguien conoce
que dormimos
(sin escuchar los miles de mensajes
en Morse de SOS: ..._ _ _...)
en los corredores de la muerte.


Ana Muela Sopeña

jueves, 8 de marzo de 2018


MUJER

*
Mujer de niebla,
ataviada con sueños e ilusiones
para sobrevivir en la batalla.

Mujer de lluvia,
sumergida en el viaje por la Tierra,
dispuesta a luchar siempre con su luz.

Mujer de bruma,
alucinando con rituales
de belleza adherida a laberintos.

Mujer del bosque,
dibujada en las ramas de los árboles,
llamando a los humanos.

Mujer galáctica,
que vuelas sin cesar por el espacio
más allá de frecuencias infinitas.

Mujer del mar,
observando la vida submarina,
preocupada por las tortugas y ballenas.

Mujer de fuego,
encendida despacio
para brillar con pulsos de la historia
e iniciar sin demora el despertar.

Mujer de agua,
disolviendo las luchas y tensiones
para dar de beber a los sedientos.

Mujer relámpago,
adivinadora del futuro,
profeta de la sal y de la escarcha.

Mujer lunar,
magnética en el caos, trueno en tormentas,
Lilith, complicidad de lo ancestral.

Mujer de Venus,
aliada con la esencia del amor.

Mujer de Urano,
que siembras libertad entre las rocas.

Mujer de nieve,
purificas el tiempo creador.

Mujer de hielo,
soledad del ayer y del mañana.

Mujer de nube,
protegida por ángeles y arcángeles.

Mujer de sombra,
buceadora en campos de misterios.

Mujer raíz,
para entender el alma de las cosas.

Mujer estrella,
que pactas con la música del mundo.

Mujer umbral,
preparada con armas para el cambio.

Mujer visión,
que ves dentro del tiempo y de la herida.

Mujer rocío,
que fertilizas todo lo que toca.

Mujer arena,
capaz de vislumbrar la hora mágica.


Ana Muela Sopeña




--------------------------------


He escrito una réplica a este poema.
El poema se llama "Hombre",
Puedes leerlo pinchando aquí:
http://www.laberintodelluvia.com/2018/03/hombre.html

lunes, 5 de marzo de 2018


OLVIDO DEL AZUL

*
A Carmen Pla

Tus palabras se visten de fortuna
mientras va amaneciendo en la ciudad
y la gente camina en soledad
en playas inundadas por la luna.

Tus verbos sueñan siempre en una runa
sobre bosques bañados de bondad.
El instinto del arte es de verdad,
no canta sólo nanas en la cuna.

Tus adverbios regresan con sus hitos
en las horas amadas de pasión,
más allá del olvido del azul.

A veces el poema emite gritos
que salen sin disfraz del corazón
al tiempo que se cubren con un tul.


Ana Muela Sopeña

domingo, 4 de marzo de 2018


TU TELÉFONO SUEÑA CON TELÓMEROS

*
Te veo caminando por las calles
entre los edificios de la sombra.

Te paras en semáforos y esperas.
Frente a ti hay un termómetro,
hace casi ocho grados.

Subes a un autobús
que te acerca a la casa de tu infancia.

Descubres la belleza de las horas.
Vas leyendo en tu móvil un whatsapp.

Tu teléfono sueña con telómeros,
más allá de la luz.

Un infinito vértigo te abrasa
y te lleva por parques y jardines
a la periferia de tu barrio.

El abismo del tiempo te protege
de la desolación.

La soledad te marca y te columpia
en aceras lluviosas.
Hay respuestas del viento y de la herida
para ensoñar las lunas de papel.

Todo me habla de ti y salto hacia los vórtices
de las nubes que buscan
la complicidad en el secreto.

Eres la creación inquebrantable
envuelta por tu aura de alquimista.


Ana Muela Sopeña

CANCIÓN CHAMÁNICA

*
Lluvia,
que estás quemando mi carne,
llévame contigo
a descubrir el aire de los lobos
en las cuevas ocultas del amor.

Mandrágora, olvido de los sueños,
dame el árbol del mundo
para sobrevivir en el desastre.

Luna,
amada en las visiones de la noche,
eres mi inspiración
en los precipicios del silencio.

Nube,
sumida en utopías de belleza,
permite que la luz
alumbre los caminos de las águilas.

Alioth, descúbrenos tus códigos
en mitad de la niebla sideral
para que nos libremos de la muerte.

Mizar,
protégenos de las sombras de la guerra,
ayúdanos a sentir fuera del caos
el tiempo en plenitud.

Alkaid, elimina del aura de la Tierra
la corrupción terrible
de los seres perdidos
en trayectos de bruma demoniacos.

Dubhe,
armoniza el espacio
con tu frecuencia sanadora
para que hallemos pronto las claves de la historia.

Polaris,
guíanos hacia puertas invisibles,
donde la desnudez de nuestras almas
nos custodie en las tardes de relámpagos.


Ana Muela Sopeña


-------------


Nota: Alioth, Mizar, Alkaid, Dubhe son estrellas de la constelación de la Osa Mayor.
Polaris es una estrella de la constelación de la Osa Menor.

RECUPERAR EL ALMA

*
Los noticiarios son duros
como nuestro mundo loco,
por eso sentimos poco
salvo cuando somos puros.

Aquí mandan los oscuros,
ellos nos sacan del foco
y algunas veces tampoco
pues nos matan por conjuros.

Es hora del despertar
para vivir plenamente
y recuperar el alma.

Así debemos marchar:
con el cuerpo y con la mente,
con valentía y en calma.


Ana Muela Sopeña

viernes, 2 de marzo de 2018


HORIZONTE DE SUCESOS

*
Allí estaba el portal inexpugnable
como puerta de acceso
al mundo incomprensible
del agujero negro,
en la galaxia suave y espiral.

Los humanos sabíamos del colapso inminente
de nuestro planeta azul,
secuestrado por los seres más abyectos.

Seguíamos comiendo y respirando
como si no pasara nada.
Como si todo fuera un gran delirio
alucinante en prismas
de una visión virtual.
Como un caleidoscopio
dormido en nuestros yoes soñadores
que cazaban al acecho
del viaje intergaláctico.

Todo hablaba de agujeros de gusano
repartidos por varias latitudes
a punto de emerger en el período
del vórtice del frío y de la hambruna.

Y Nadia vislumbraba
los mundos colindantes
en galaxias gemelas.
Valeri
parecía un astronauta
en su cuerpo de nube.
Alexandra bailaba en su cubículo,
en un entrenamiento magistral
de gravedad sin fórmulas.

Los efectos directos del cambio de los polos
se harían efectivos
en breve y sin señales.

En Noruega había un banco de semillas
por si la glaciación
destrozaba los cultivos para siempre.

Argentina, como esfera
en las tierras mistéricas
de la Patagonia,
era protagonista de un resurgir de luz,
más allá de las sombras
de los oscuros...

Las voces de la gente,
nunca antes escuchadas,
se hacían poco a poco más audibles,
a medida que el dial
del centro atractor
de la increíble Vía Láctea
se iba sintonizando
con el horizonte de sucesos.

Hebras del adn
crecían sin cesar.
El Homo Sapiens era un loco,
drogado por los bellos cromosomas:
XY para el hombre
guerrero del espíritu
de las estrellas muertas.
XX, sin miedos escondidos,
para mujeres áureas
marcadas por la lluvia sideral.

Pero el Homo Galáctico venía
a despertar el alma de los tibios,
volando por el aire...
y presentaba sus respetos
a los humanos creadores.

La singularidad se hizo real
en instantes de niebla y de sentido,
atados a los trenes de la condenación
y de la insania.
La línea del destino
no dejaba salirse del plan original
de los astros difusos
programados para tristes
futuros con inercia.

Un laberinto lleno de seres luminosos
descendió por los vórtices del agua
y a través de la nieve de las cumbres.

En el espacio tiempo de la luna,
enamorada de lo arcaico,
surgió sin sentimientos de culpa o timidez
la Tierra primigenia
seducida por el Sol.

Y de pronto los seres
pobladores de Gaia,
altiva y poderosa,
sintieron en sus genes
los protocolos cuánticos
como códigos cósmicos.

El amor de la bella Citosina.
La creación abierta de los púlsares
de la rebelde Adenina.
La solidaridad de la Guanina
y el latido ardiente, sin las máscaras,
del despertar de la conciencia
oculto en la Timina.

Todos los nucleótidos en bucle
sintieron sin excusas
un déjà vu sumido en el sublime
trayecto espacial
de la máquina del tiempo
abandonada
en un rincón del Polo Norte,
en el espejo de Iskalia.


Ana Muela Sopeña