miércoles, 4 de julio de 2018

CORAZÓN DE AMARANTO

*
A Blanca Sandino, a propósito de su poema "Yo morí de un corazón hecho cenizas"


Blanca luce
la sepultura del amor.
En las cenizas de un mundo desértico
grita el vientre del agua
tu nombre en el solsticio del verano.

Tu palabra se dobla
como papiroflexia del destino.

Es la vida un lugar de torturas
si el amado se va sin despedirse,
en medio de las sombras
por aceras desnudas y siniestras.

Se murió sólo el cuerpo que habitabas,
mas no tu corazón de amaranto
ni tu espíritu indomable
hecho del bronce de las nubes
y de lloviznas melancólicas.

No te gustaba andar entre las jaulas.

Dormías siempre en las tormentas
ocultas en la noche de los tiempos.

Desde el otro mundo nos contemplas
escribiendo los versos del océano
que surgen del instinto jeroglífico
con las isobaras de la tarde.

Sobre el sueño el rizoma
dispuesto a sumergir los adjetivos
en el vértigo invisible de los árboles.


Ana Muela Sopeña

2 comentarios:

carlos perrotti dijo...

"Se murió sólo el cuerpo que habitabas,
mas no tu corazón de amaranto
ni tu espíritu indomable
hecho del bronce de las nubes
y de lloviznas melancólicas..."

Hay que poder escribir así, amiga. Ojalá la poesía fuera contagiosa a través de los ojos o de la memoria en la que uno se la lleva para siempre.

Abrazos agradecido como tantas veces antes.

Ana Muela Sopeña dijo...

Muchas gracias, Carlos, me alegra que este poema te haya gustado.

Un beso grande
Ana