martes, 3 de julio de 2018

EN MITAD DE LA LUZ

*
A Carmen Sopeña Soto

Te fuiste al otro lado de las cosas
con la música alada del recuerdo,
en mitad de la luz, sin cicatrices.

Dormías
y ya no te despertaste,
para abrazar el alma del espacio
y el tiempo silencioso de las nubes.

Viviste intensamente
entre notas de un piano consagrado
a la belleza etérea de lo eterno.

Adoraste los viajes y las artes
y disfrutaste todo con pasión,
como si nada fuese para siempre.

Deslizaste tus manos de pianista
por los teclados llenos de secretos,
hasta las últimas semanas.

Exprimiste el placer hasta el final
de todo lo habitable, hasta lo ínfimo.

Ahora, desde Altair, sientes el mundo
y te preguntas si la vida fue un suspiro
o transcurrió despacio como el mar.

Atrapas de los cuásares la esencia
y miras en penumbra el sortilegio
que te hizo residir en partituras.

Imantas el hechizo de la muerte
más allá de las huellas de lo oscuro,
en mitad del amor de las ciudades.

Un conjuro de nombres y pronombres
te llevó por distintos escenarios,
para tocar las obras, sin heridas,
como si todo fuese un espectáculo.


Ana Muela Sopeña

2 comentarios:

carlos perrotti dijo...

Magnífico poema, Ana, que creo entender a quien se lo dedicas. Te felicito por el poema y por el orgullo y afecto que transmites.

Un gran abrazo.

Ana Muela Sopeña dijo...

Hola, Carlos, está dedicado a mi tía Carmen que falleció el 3 de mayo del presente año, con 98 años. Fue pianista profesional. Se pasó media vida acompañando a cantantes de ópera e instrumentistas. Terminó la carrera de piano con 14 años y tocó el piano sin parar hasta que se jubiló. Después siguió tocando en casa. Todavía un mes antes de morir estuvo tocando el piano en la residencia en la que estaba viviendo.

Un abrazo
Ana