miércoles, 13 de marzo de 2019


BILBAO, CIUDAD DE ENSUEÑO

*
Bilbao es una herida melancólica
que, brutal, nos escinde cada día
en dobles integrados a la historia
de un pueblo latigado
por la memoria llena de recuerdos.

Por una parte el cielo
con una luz extraña,
rojiza como el alma de sus gentes.
En el metal de todas
las fundiciones hechas del amor
la fuerza que subyace en la penumbra.

Presidiendo las tardes y crepúsculos
la ría con sus barcos,
símbolos de grandeza,
de mundos traspasados por el sueño.

Cuando todo se anega en el silencio
el puente de Deusto
atrapado en la grieta de los hombres
bosteza con la noche en su  nostalgia.

La torre de Iberdrola
desafiante se alza
contra nubes de un reino inextinguible.

Calles entrelazadas con mujeres
que buscan su destino en otros ojos
sin renunciar al reto de ser libres.

La pasión escondida
en aceras desnudas de promesas
que duermen sin engaños
sobre las piedras sabias
del Casco Viejo lúdico y galante.

Bilbao siempre amanece con la luz
que persigue el arrullo de la infancia
y un futuro cargado de utopías...


Ana Muela Sopeña

HAIKUS

*
La luna roja
en el cielo de agosto.
Sueños de estío.

Grillos nocturnos,
la magia de las horas.
Son nuestros dobles.

Respiración,
nuestras almas en vuelo.
Relojes blandos.

Tus ojos verdes
clavados en los míos.
Tu sortilegio.


Ana Muela Sopeña

LA LUZ IGUALA A TODOS

*
A tu hermano

La vida es simplemente un gran suspiro,
todo pasa y se queda en lo esencial.
A veces no podemos suponer
que el final está cerca
y conspira en la sombra sin sentido.

De pronto el gran misterio nos redime,
ataca por la espalda
tumba nuestros cimientos sin rodeos.

La luz iguala a todos:
los ricos y los pobres, todos vamos
camino de lo oscuro,
al lado de cipreses y de lápidas...
Todos sin compasión,
nadie se libra.

Pero desde el espacio sideral
nuestros deudos nos miran y nos cuidan
para que no extraviemos nuestra ruta...


Ana Muela Sopeña

sábado, 9 de marzo de 2019


LA SEPULTURA DE MI PADRE

*
Los nombres en la lápida
grabados con las letras ancestrales
de una memoria única
que se alza inexpugnable
contra la brisa fría del olvido.

Un arbusto que nace desafiante
a pesar de los vientos del destino.

Una virgen plateada con el niño
de un estilo románico tardío.

Dos cruces que presiden
el eterno descanso de los deudos.

Los apellidos firmes,
estables contra el tiempo de la nada.

Flores llenas de fe
para mostrar el pulso de las cosas,
el ciclo interminable
de la respiración de la ciudad.

Cincuenta y ocho años
de llantos y suspiros,
ofrendas y plegarias,
dudas e incertidumbres.

La muerte inexorable
atrapa con regalos traicioneros
y precisión certera
cuando llega la hora...

El silencio dormido en "Vista Alegre",
el camposanto de Bilbao.

Cipreses rodeando
las hileras de tumbas.

Mausoleos acordes
a la vana impostura
de los moradores que se fueron.

Nichos en columbarios
con placas e inscripciones
adheridas al alma atemporal.

Esculturas de ángeles
con sus alas de piedra
y sus ojos abiertos a la luz.

Panteones y grises sepulturas,
unas detrás de otras,
recordando sin máscaras
la sucesión exacta
del orden en el caos y del desorden
del almacenamiento de las sombras.


Ana Muela Sopeña

(28-7-2018)