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Bilbao es una herida melancólica
que, brutal, nos escinde cada día
en dobles integrados a la historia
de un pueblo latigado
por la memoria llena de recuerdos.
Por una parte el cielo
con una luz extraña,
rojiza como el alma de sus gentes.
En el metal de todas
las fundiciones hechas del amor
la fuerza que subyace en la penumbra.
Presidiendo las tardes y crepúsculos
la ría con sus barcos,
símbolos de grandeza,
de mundos traspasados por el sueño.
Cuando todo se anega en el silencio
el puente de Deusto
atrapado en la grieta de los hombres
bosteza con la noche en su nostalgia.
La torre de Iberdrola
desafiante se alza
contra nubes de un reino inextinguible.
Calles entrelazadas con mujeres
que buscan su destino en otros ojos
sin renunciar al reto de ser libres.
La pasión escondida
en aceras desnudas de promesas
que duermen sin engaños
sobre las piedras sabias
del Casco Viejo lúdico y galante.
Bilbao siempre amanece con la luz
que persigue el arrullo de la infancia
y un futuro cargado de utopías...
Ana Muela Sopeña
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8 comentarios:
Veo Bilbao. Sólo falta conocerla.
Abrazo hasta allá, amiga!
Bellísimo. Qué placer volver a tu calidad que no amaina.
Saludos , Nahuel.
Relendo teus poemas e tua leitura generosa dos meus. Carinho. Maiara.
Extrañamos leerte, amiga!!
Siempre es agradable recibir tu visita, Carlos:
Un fuerte abrazo
Ana
Me encanta verte por aquí, Nahuel:
Besos
Ana
Muito obrigado, Maiara:
É uma alegría para mim ver-te entre meus versos.
Beijos
Ana
Gracias de nuevo, Carlos:
Besos a montones
Ana
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