*
Cuánto llanto desnudo
en la caída solitaria de la piedra,
al tiempo que te extraño en la distancia.
Pero ya no volverás
porque te has ido
disolviendo en la niebla del otoño.
Eres olvido antes del sueño en lejanía.
Has roto aquella copa de cristal
que compartíamos sin miedo de este frío.
Hay un árbol
que preside nuestra sangre,
altivo
contemplando la belleza.
Aunque tú no me llames ni me escribas
nuestros nombres vivirán dentro del alba.
Ana Muela Sopeña
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4 comentarios:
Cuando esa persona se va y nos deja, el vacio nos aprisiona un tiempo. Pero el tiempo es así d terapéutico y acaba por no doler. Se crece, resiliencia, sí.
Un abrazo
La distancia disemina, disuelve. La poesía concentra, la vuelve nítida.
Me encantó, amiga. Abrazos y besos.
La resiliencia funciona, sí...
Un fuerte abrazo, Albada...
Ana
La poesía es el alma de la belleza, aunque también de la tristeza.
La poesía curaa...
Besos, Carlos
Es siempre un honor tu visita
Ana
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