sábado, 19 de octubre de 2019

COLUMPIOS SOLITARIOS

*
Deambulo por el parque
y veo dos columpios solitarios
que respiran la atmósfera irreal
de una noche de niebla.

En sus huecos la danza de las sombras
se parece al submundo sumergido
en las horas apátridas de una emoción oculta.

Visualizo a los niños columpiándose
al salir del colegio...
y de pronto retorna, envuelta en celofán,
la infancia recobrada en el silencio.

Ahora entre los árboles oscuros
la luz de las farolas se confunde
con la hojarasca seca del otoño.

Nada me habla de ti
y un conjuro ancestral se hace de sueño.
Una llovizna imperceptible
inunda quietamente las aceras.

Los gatos escondidos tras los muros
salen de sus refugios
y observan sin temor
el devenir eterno de las cosas.

La soledad se viste con ropajes
de mendigo asustado.

Hay sonidos de bruma por las calles
y los focos de un coche casi onírico
esbozan los espacios de un álbum familiar.

Las estatuas dormidas
en sus columnas grises
contemplan las imágenes
del misterio encendido.

Despacio me retiro a mi guarida,
mientras me alejo suavemente
del código desnudo del vacío...


Ana Muela Sopeña

4 comentarios:

carlos perrotti dijo...

Me encantan tus crónicas interiores traducidas por lo que detectan tus ojos de poeta, Ana. Gran poema.

Abrazo hasta vos.

Albada Dos dijo...

Precioso poema, donde la infancia renace, ante los columpios dormidos y atrapados en la niebla.

Un abrazo

Ana Muela Sopeña dijo...

Gracias, Carlos por brindarme tus palabras.

A este poema le tengo un especial cariño. Hice una foto de los columpios pero no pude (por problemas técnicos de espacio) pasarla del Smartphone al PC. Entonces he puesto otra foto que encontré por la red.

Siempre es un placer verte entre mis versos.
Un beso
Ana

Ana Muela Sopeña dijo...

Muchas gracias, Albada, por visitarme:

No sé qué puede estar ocurriendo. He pasado por tus blogs. He intentado dejarte un comentario, pero el sistema no me deja.

Lo intentaré de nuevo.
Gracias
Besos
Ana