*
Veo gatos de niebla en las esquinas
y árboles que aguardan a la luna.
La ciudad ha perdido su color
en mitad de la bruma y la tristeza.
Un frío maquiavélico
traspasa mi universo.
Tengo la piel helada,
los párpados de lluvia,
las pestañas de escarcha
y los huesos bañados en el lodo
de la melancolía.
Las tardes de este invierno
ya no serán testigos de la unión
que traspasó las líneas del espacio
y el tiempo sumergido en la nostalgia.
Todo se ha derramado por tu furia.
Ya solo nos podemos recordar
en estampas de nieve,
en paseos de abril
y en fotos de los álbumes de estío.
El pasado se ha hecho atemporal...
vivirá eternamente en mis escritos.
Da igual que llegue un día
en que ya no recuerdes ni mi nombre
o que los años pasen
y tu rostro se torne casi anónimo.
Mis versos se harán cargo en la memoria
del placer infinito
y de la interminable grieta oscura de la herida.
Como archivo imborrable
viviremos sin cambios
en el milagro eterno del poema
latiendo sin cesar entre las nubes.
Recordando aquel sueño imperturbable
que animó nuestro mundo...
Ana Muela Sopeña
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4 comentarios:
"Gatos de niebla..." Ya ese verso me ha subyugado... El poema (como dicen allá) es una pasada, Ana. Te felicito una vez más.
Abrazos y más abrazos.
Tienes versos como puñales en este poema. Poco importa si el tiempo borra hasta el nombre del otro. Estos versos sobrevivirán siendo testigos de un amor que terminó.
Un abrazo
Muchas gracias, Carlos:
Recibo con alegría tus palabras tan efusivas.
Un abrazo
Gracias, Albada:
Un fuerte abrazo
Ana
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