sábado, 2 de noviembre de 2019

A UN DIOS DESCONOCIDO

*
La belleza del agua es siempre nítida
orando a la armonía del instinto.

Sabemos que el planeta es una diosa
irradiando la luz de la quietud.
En las noches de estrellas todo es paz.
Nadie comprende el caos, tan solo el orden.
Te adoro cuando el viento me señala
ondeando sonidos desde el aire.

Presiento que la sombra se termina
en las horas brillantes del crepúsculo.
Reclamo a un dios desconocido
devolver gratitud antes que heridas.
Oleaje del bien en las galaxias.
Nunca mires la grieta de la infancia
al despertar del miedo en pesadillas.
Mañana los deseos serán oro
en las rosas abiertas al amor.

Guarda la combustión de tus enojos
recuperando el fuego de la vida.
Alumbra con pasión el universo.
Canta desde la pena la esperanza,
imanta la atracción del indefenso.
Alza la voz por todos los que sufren,
sumerge los poemas en sonrisas.

Traigo un rayo de lobos con el alba
enredado a la música del bosque.

Atravieso la llama del infierno,
mientras cabalgo en nubes de quimeras
o me permito ser mujer de escarcha.


Ana Muela Sopeña

2 comentarios:

Albada Dos dijo...

La noche como tránsito de infierno y el día como luz que hace renacer. Unos versos potentes los tuyos.

Un abrazo. Felzi día soleado y fresco, radiante de quimeras que quieren ser realidades.

Ana Muela Sopeña dijo...

Gracias... muchas, Albada:

Un fuerte abrazo
Ana