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A Marius Gabureanu
Siente el ojo de escarcha en tu guarida,
quemando la señal
en la arena de todos los crepúsculos.
Alumbra con farolas
las calles del adiós
mientras un fuego rojo te corroe
al desdeñar el suelo de las nubes.
En la infancia los lobos se llevaron
la emoción del deseo en su ritual.
Ella es mujer de nieve
pero el peligro aún está en el aire.
Tú eres hombre de luz:
contemplas las auroras boreales
en el sueño del mundo.
Ana Muela Sopeña
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4 comentarios:
Precioso canto a una mujer que, en su huida, o partida, deja rastros de purpurina en cada huella.
Un abrazo
El poema está dedicado a un poeta de mi foro muy bueno...
Gracias por venir
Abrazos
Ana
No se si me equivoco pero leo una denuncia de abuso.
A veces se guardan verdades que llegado su momento se debe denunciar.
La exmujer de este amigo poeta era bastante abusadora, sí...
Un fuerte abrazo
Ana
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