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A Constantino Kavafis a propósito de su poema "La ciudad"
Vagamos por el mundo
persiguiendo el hogar que se esfumó
en nuestras calles sórdidas y tristes.
Una luz asombrada nos acoge
en otras avenidas más amables,
pero todo es inútil.
La sombra de la infancia no nos deja,
permanece adherida a nuestra piel.
Nuestro pasado es sombra, lastre, bruma.
Parece que se extingue en el vacío,
pero todo es un cuento sin final.
La ciudad nos habita por las noches
con sus dientes de lobo
y sus garras de miedo en los suburbios.
Si dentro de nosotros no hay un cambio
el viaje solo es un simulacro.
Ya Kavafis lo supo
y nos legó sus versos más profundos
de su poema inmóvil "La ciudad".
El eterno retorno de su música
nos hace recordar que solo somos
humanos aprendices de la luz
escapando del peso del ayer.
Ana Muela Sopeña
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4 comentarios:
En la noche, la música nos deja el alma en reposo, o en vilo, dependiendo qué música y momento. En la noche, el alma sale del espejo, sin duda.
Un abrazo
Poema que a Kavafis hubiera fascinado. Has penetrado en sus versos, Ana.
Abrazos y más abrazos.
Gracias, Albada, por venir...
Un beso
Ana
Gracias, Carlos:
Me alegra saber que el poema te ha gustado.
Un beso enorme
Ana
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