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En la constelación de Leo
habita una galaxia eonaria:
NGC 3384,
donde duermen los sueños
de los hombres condenados a ser lodo.
Las estrellas en su reino
pertenecen a mundos ya extinguidos,
desde las ondas primigenias
de hace más de mil millones de años.
En esta gran galaxia
los pulsos de los seres
subyacen en frecuencias nanocuánticas
y no recuerdan nada.
La sombra del amor y de la muerte
los mantiene adheridos
a las palabras nunca pronunciadas,
en dimensiones de relámpagos,
sobre el hielo de clepsidras imposibles...
Ana Muela Sopeña
sábado, 30 de noviembre de 2019
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2 comentarios:
En ese universo de galaxias sin fin, con nombres de anémonas marinas, tal vez habitan los sueños rotos de tanta y tanta gente. Tal vez.
Un abrazo
Puede... la verdad es que es un misterio saber qué sucede en todas esas galaxias.
Un beso grande
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