domingo, 17 de noviembre de 2019

HISTORIA DE UN SUICIDIO

*
Ella vivía sola en su burbuja
con la herida del alma y el caos negro.
Fibromialgia, migrañas, denso pánico.
Insomnio galopante, angustia de agua.

La madre con Alzheimer, el dolor.

Ya no quería nada, solo el fin.

Conoció la ternura y el amor,
la fusión de los cuerpos, el instinto.

Pero la parca sucia e imperante
reclamó su promesa sin moral.

Intentó suicidarse en primavera.
La hallaron inconsciente.
El lavado de estómago, los fármacos,
psiquiatría, psicólogo, esperanza...

Después en el verano fue el desastre.
Lo intentó nuevamente sin gran éxito.

Pasaron trece meses.
Llegó su tentativa preparada.

Todo muy calculado, milimétrico.

Marchó con su maleta a un hotel.
Allí tragó cincuenta blancas cápsulas
de la letal sustancia.

La Policía tuvo que buscar
y al final la encontró un día más tarde.

Imposible hacer nada todo fue
imprevisto, terrible, hielo inútil.

Ella abrazó la muerte con pasión,
como había vivido, sin excusas.
Se disolvió en el lago de la risa,
dentro de la belleza del recuerdo.

Su novio fue cayendo en precipicios
donde todas las puertas eran cárceles.

De pronto se abrió rápido
al simbolismo antiguo de la vida
y a aquel significado del misterio
oculto en los rincones de la infancia.


Ana Muela Sopeña

4 comentarios:

Albada Dos dijo...

Hoy hablaban de una madre que acabó por suicidarse, con éxito, tras veinte años de depresión. La gente no se lo toma en serio. Es un motivo de muerte que supera otras causas, como los accidentes de tráfico, pero se trata muy mal en la sanidad y en la sociedad.

Triste canto. Un abrazo

carlos perrotti dijo...

Uno se queda sin palabras. Ya lo dijo todo el poema.

Abrazo Ana!!

Ana Muela Sopeña dijo...

La novia de un amigo es la protagonista de este triste poema.

Lamentablemente ella se fue al otro lado (por decisión propia) el 11 de agosto del presente año 2019.

Muy fuerte

Abrazos
Ana

Ana Muela Sopeña dijo...

Pues sí, muy fuerte acontecimiento el de la novia de un amigo que decidió suicidarse.

Muy tristes quedaron todos los suyos.

Un fuerte abrazo, Carlos
Ana