*
Me pinté las uñas
para que percibieras el brillo de mi cotidianeidad.
Me puse carmín en los labios
para que me sintieras sensual, como una diosa.
Me delineé los ojos con kohl
para que notaras la profundidad de mis pensamientos.
Me dibujé un suspiro
para rescatarte del infierno.
Me tracé una sonrisa
para diseñar en ti otra sonrisa.
Me construí una utopía
para sacarte de la tumba de las convenciones.
Pero todo fue inútil.
Debajo de toda la pintura habitaba un yo segmentado y confuso.
Descolorido,
como las fotos de mi infancia.
Ana Muela Sopeña
lunes, 11 de noviembre de 2019
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6 comentarios:
Has dibujado con tu poema un gran contraste.
Besos.
Muy bueno. Hay gestos, no de seducción pero sí de dotarnos de mayor capacidad para atraer, que hacemos casi sin querer. Mostramos lo mejor de nosotros en las primeras citas. Pero cuando no puede ser, no hay artefactos que nos traigan a quien queremos atraer. Y tal vez es bueno que así sea.
Un abrazo y por un día sin afeites, al natural
Gracias, Amapola, por venir...
Un fuerte abrazo
Ana
Muy bonito tu comentario, Albada:
Un abrazo grande
Ana
Me gusta tu poema Ana, los gestos muestran trazos de un yo. La feminidad y sus máscaras vas dibujando una compleja estructura de búsqueda, de encuentros, ésos no logran consolidarse y por tanto, el sentimiento de aislamiento.
Un placer leer tus poemas de desamor.
Gracias por venir, María:
Un fuerte abrazo
Ana
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