viernes, 1 de noviembre de 2019

LÁGRIMAS DE EXILIO

*
La tristeza fluía por el río como una lava negra y subterránea que iba superando los obstáculos hasta llegar al mar de la nostalgia. El instinto del orbe agonizaba llevando mi cabeza entre cenizas hasta la sepultura de los días. Todo se asemejaba a un gran teatro en medio de la luz y de la sombra como vértigo alado de la herida en la consagración del sacrificio. El vínculo traumático se hacía de acero en los convenios de la luna, se convertía en síndrome vacío para llegar al sol de medianoche. Las lágrimas de exilio en simetría adoraban la sangre adulterada por una infancia rota en el crepúsculo de imágenes cautivas y secretas. La tristeza moraba en cada pulso de la respiración de la galaxia, pero también vivía la alegría unida a los latidos ancestrales del sístole y el diástole del mundo sideral en su esencia más atávica.


Ana Muela Sopeña

2 comentarios:

Albada Dos dijo...

Cuando la tristeza nos atrapa, nos lleva a los primeros día negros del hombre y sus miedos más primigenios.

Un abrazo

Ana Muela Sopeña dijo...

Así es...

Un placer tu comentario, Albada...

Besos a montones
Ana