En el territorio de las sombras yacerá tu recuerdo imperturbable abrazado a la escarcha de la noche. Allí nuestros fantasmas jugarán a las cartas del amor en mundos paralelos ya extinguidos. Todo lo que acontezca en los bosques oscuros será nuestro secreto inconfesable. El sentimiento puro quedará congelado para siempre en los instantes plenos compartidos y en el núcleo de un reino atemporal.
Ana Muela Sopeña
4 comentarios:
Eso del desamor deja cicatrices, siempre, pero uno se levanta y sigue caminando.
Un abrazo
Sí, así es...
Duele... hasta que deja de doler... El tiempo todo lo cura.
Un beso grande
Ana
La vida tiene que doler, Ana. No sé por qué tiene que ser así... Pero siempre recuerda que tienes tu poesía.
Abrazo más que grande, amiga.
Muchas gracias, Carlos:
Yo nunca sé por qué la vida tiene que doler. Podía ser todo mucho más feliz y placentero.
Un beso enorme
Ana
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