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Para ser un poeta hay que volar
al cielo del amor y de la muerte,
resistir los peligros de la suerte
al tiempo que escribimos al azar.
Vamos entrelazando en alta mar
albatros con gaviotas para verte,
lluvias llenas de luz que caen muy fuerte
entre las nubles grises al pasar.
Ondeamos banderas de la infancia,
narraciones de ayer y del futuro
con palabras cargadas en tranvías.
Imaginamos siempre la fragancia,
nunca nos olvidamos de lo oscuro
a la vez que esperamos utopías.
Ana Muela Sopeña
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3 comentarios:
Prestidigitas este soneto con tanta magia, Ana.
Una maravilla que deja sin palabras
Muchas gracias, amigo poeta...
Besos
Que siempre nos acompañen esas palabras en tranvías, Ana.
Me encanta el soneto, poeta.
Abrazos.
Valle
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