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Amamos contra el viento de la tarde,
en espirales blancas, con la luz,
para soñar mil mundos al trasluz
más allá del incendio que no arde.
Después llega la pérdida en la bruma,
esa que nos condena a ser de sombra
porque nadie visible ya nos nombra,
tan solo somos círculos de espuma.
La soledad nos hace ser oscuros
dentro del territorio de la piel,
en medio de la lluvia y la tormenta.
Al fin nos encontramos con futuros
que ya no se parecen a la miel,
la muerte nos acoge y alimenta.
Ana Muela Sopeña
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10 comentarios:
Impresionante soneto pleno de hallazgos y detecciones...
Impresionante e inspirador, Ana. Abrazo!!
Soneto de reflexiones y versos como alondras en el cielo. Muy bueno.
Un abrazo, Ana
..y todos, por igual, seremos solo, círculos de bruma.
Precioso soneto. Cariños.
A pesar de ver las sombras , hay que aferrarse a la luz...la soledad dolorosa nunca deja buen camino a un alma ...es la batalla de salir airosa del dolor.
besos.
Es triste el poema pero me gustó mucho.
Un abrazo.
Carlos, me alegra mucho que este soneto te haya gustado.
Un fuerte abrazo
Ana
Es un placer saber que este soneto te ha gustado, Albada:
Besos
Qué bueno, Soco, que hayas disfrutado de estos versos.
Un beso enorme
Ana
Resiliencia, Meulen:
Gracias por tus palabras.
Un fuerte abrazo
Un placer verte por aquí, Amapola
Besos a montones
Ana
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