sábado, 30 de noviembre de 2019

PULSO PRIMITIVO

*
En los confines del delirio
realizaste la mortaja de tu vida
con almizcle blanco
y resina del bosque más semen de unicornio
mezclados con pasión.

Mientras dormías,
la ninfa del infierno y de las aguas
te suplantó durante horas
por un muñeco ciego atado por las lianas
del deseo perdido en los volcanes.
Un sortilegio antiguo
amado por el barro
del pulso primitivo del esperma.

En la liturgia de la historia y sus fisuras
duerme una diosa devastada
por la tormenta traicionera del instinto,
en el relámpago causado por la muerte
de una mirada envuelta en sombra,
en cementerios de la herida.

Ahora en los relojes de la infancia
el mundo gritará tu mascarada,
tu fracaso sin límites;
cuando pudiste haber triunfado
atándote a los mástiles del sueño.


Ana Muela Sopeña

4 comentarios:

Albada Dos dijo...

Cuando el amor pasa cual vendaval de ilusiones, deja abiertas heridas y sanaciones en un compás de vida y muerte entre las manos.

Un abrazo y por un domingo plácido y amable

carlos perrotti dijo...

Tan bellos como dolidos brillan y suenan hoy tus versos...

La última imagen me recordó a Turner como un Ulises atado al mástil de su embarcación para enfrentar cara a cara a la tormenta en alta mar y después pintarla... Vos misma te ataste al mástil de este poema para después contarlo, amiga.

Te felicito una vez más.

Ana Muela Sopeña dijo...

Tienes razón. Heridas y sanaciones...

Un beso grande, Albada
Ana

Ana Muela Sopeña dijo...

Muchas gracias, Carlos, por tus palabras tan efusivas.

Sí, Ulises se hizo atar al mástil para no sucumbir a los cantos de sirenas.
A los marineros les tapó los oídos por la misma razón.

Pero el quería oír...

Curioso ¿no?

Un beso enorme
Ana