*
El precipicio abierto me dolió
cuando tú te marchaste en aquel tren
de rosas encarnadas en la nieve.
Ahora,
que el tiempo ha transcurrido,
caminas por la Antártida
y te refugias solo en un iglú.
Ana Muela Sopeña
viernes, 13 de diciembre de 2019
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2 comentarios:
Que esté en un iglú, solo o no, pero lejos, no es mal lugar donde dejar estar lo que ya no sirve.
Un abrazo
En un iglú (por extraño que parezca) hay buena temperatura...
Gracias por venir, Albada...
Besos y abrazos
Ana
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