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La Vía Láctea ofrece su camino
para encontrar el centro de las cosas
en mitad del relámpago.
Nuestra galaxia es pura,
nos ofrece la luz
en espacios de sombras,
mientras el sueño antiguo
en la nostalgia cura las heridas.
Nadie sabe que todo lo que existe
posee la frecuencia
de cúmulos abiertos.
El núcleo de los púlsares
es como un torbellino de preguntas.
Encuentra las respuestas
atadas a visiones de otro tiempo.
El mundo necesita reencontrar
el instinto dormido en los secretos
de una emoción arcaica.
La Vía Láctea oculta los enigmas
en su interior plagado de misterios
y balancea siempre,
en las espirales de su nombre,
los verbos adheridos al conjuro.
Ana Muela Sopeña
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6 comentarios:
"El mundo necesita reencontrar
el instinto dormido en los secretos..."
Impresionante el poema, Ana, pero estos versos me calaron hondo, hasta lo inexpresable.
Abrazo grande!!
La vía Láctea, ese camino a Santiago que seguían en los tiempos oscuros de los misterios del cielo. Mil veces entendemos que venimos de un polvo de la galaxia y tantas veces nos sentimos tan especiales.
Un abrazo y por saber qué pequeños somos. Nos caeríamos de nuestro ego y nos estamparíamos contra el suelo :-).
Como el balanceo por tus versos...
😊 Besos.
Muchas gracias, Carlos, por venir a disfrutar de este paseo por el cielo...
Un beso enorme
Somos muy pequeñitos cuando empezamos a mirar el espacio interestelar...
A mí concentrarme en lo que hay ahí afuera me calma el espíritu y los nervios.
Un beso grande, Albada
Agradezco, Laura, tu paso por este poema.
Besos... muchos
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