viernes, 6 de diciembre de 2019

PEQUEÑO CACHORRO

*
La galaxia "Little cub",
pequeño cachorro,
de la constelación
de la Osa Mayor
está siendo despojada de su gas
por la galaxia gigante
NGC 3359.

Luz
ancestral
en
nuestra
piel
de
oruga.
La
mariposa.

A pesar de que duermen
en universos separados
se unen en una danza
de dimensiones cósmicas,
para crear los flujos
del vértigo imposible.

La
vibración
de
frecuencias
sutiles.
Evanescencia.

Todo lo que acontece
en el horizonte de sucesos
ocurre sincrónicamente
en nuestros campos del azar.

Fractales
negros
al
alba
de
la
herida.
Luminiscencia.

Mientras se da ese robo de energía,
en nuestro mundo,
los ladrones se relamen
y se llevan el botín de las esferas,
encendidos con lámparas de hielo.

Gorrión
de
escarcha
en
nuestras
manos
áureas.
Núcleo
de
sal.

Ese sigilo atrapa la conciencia
de la gente sencilla
y mientras
los amantes vampiros de la sangre
persiguen sucedáneos de la droga
como un atajo cósmico,
para impulsar sus hélices genéticas.

Nuestro
adn,
luminoso
en
su
esencia,
corre
peligro.

Salvemos sin demora
al pequeño cachorro
que habita en nuestros cuerpos
desnudos, inocentes, sin malicia,
de los maltratadores
que con sus planes pérfidos
inoculan veneno psicopático
en las dendritas clave
de nuestras neuronas espejo.

Águilas
blancas,
relámpagos
de
Urano.
Memoria
atávica.


Ana Muela Sopeña

2 comentarios:

Albada Dos dijo...

Interesantes versos, de galaxias que interaccionan generando fuerzas y resultados imprevistos, o previstos, como a veces los humanos, en su lucha perpetua y estéril de ponerse al otro lado del espejo.

Un abrazo y por el cosmos, qué maravilla de saber qué mota de polvo es nuestro planeta en él.

Ana Muela Sopeña dijo...

No somos nada. Podríamos arreglar todo de un plumazo si miráramos más al espacio estelar y menos a nuestro ombligo...

Besos y abrazos, Albada.
Ana