*
El frío de diciembre me recuerda
esas tardes tan cálidas,
junto a la chimenea del hogar.
Después llega la noche tan amada
y las sombras se adueñan de la piel
mientras el sueño cumple su ritual.
Hoy ha entrado el invierno,
el solsticio se siente por las calles,
y tu presencia suave
la percibo en los árboles de lluvia.
La ciudad se ha ataviado con sus luces,
los edificios hablan de nostalgias
adheridas a nubes de presagios.
Un gorrión pequeñito se hace un hueco
en las aceras llenas de hojarasca
y el sonido de coches a distancia
presiente sortilegios en el aire.
Ana Muela Sopeña
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6 comentarios:
Bellísimos inspirados versos una vez más, Ana.
Abrazo hasta allá de tan grande!!
Inspirados, sencillos, bellos versos.
Llega el invierno, con las horas solares tan menguadas, que se prestan a los recuerdos. Un abrazo
Gracias, Carlos, por venir a este espacio de poesía...
Un fuerte abrazo
Ana
Siempre el solsticio nos trae regalos, Albada:
Muchas gracias por tus palabras
Un fuerte abrazo
...y la levedad y ternura de ese gorrión pequenito...
Besosss
Siempre es un placer verte entre mis versos, Soco.
Besos
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