jueves, 30 de enero de 2020

EL MENDIGO


Cada día lo veo con su perro.

Hoy ha comprado un pan
en la panadería de la calle Mayor.

Me pregunto a menudo
cómo soporta el frío.
Solo tiene cartones
para cubrirse en el invierno.

Su cuerpo es como lluvia,
carente de artificio.
Escapa del vacío
y de la muerte...

Antes tenía mantas
y un saco de dormir,
pero alguien le robó sus pertenencias.

Le ofrecieron vivir en un albergue,
pero él no aceptó.
No podía llevarse a su amigo.
No estaban permitidas las mascotas.

Él supo que sin él
la vida carecería de sentido
y declinó la oferta...


Ana Muela Sopeña

10 comentarios:

soco luis fernandez dijo...


...Y ahí sigue, con su hambre y su perro. Sin techo. En su rincón oscuro, sin puertas, sin ventanas...

Tristísimo. Un beso, Ana a tu sensibilidad y ternura.

Ana Muela Sopeña dijo...

Gracias, Soco, me parece terrible que no permitan mascotas en los albergues. Son sus únicos amigos fieles.

Un beso

carlos perrotti dijo...

Lo que impacta siempre de tu poesía es tu humanidad, Ana...

Abrazo, amiga!!

Albada Dos dijo...

Y así seguirá. Su perro ha sido su confidente, su amigo, su amor incondicional. No puede, ni debe separarse de él.

Porque el mundo sea más justo. Un abrazo

Laura dijo...

Que bonita demostración de amor. Porque sí, a los animales se les quiere! Y son mejores que algunas personas...
Besos Ana.

Ana Muela Sopeña dijo...

Muchas gracias, Carlos:

Siempre es un placer verte enredado entre mis versos.

Un fuerte abrazo, amigo

Ana Muela Sopeña dijo...

A veces hay situaciones que te hacen pensar... y mucho.

Un abrazo

Ana Muela Sopeña dijo...

Desde luego. Hay animales mucho mejores que algunas personas.

Un beso grande

Fackel dijo...

En la película Bleu -si no me traiciona la memoria- la protagonista observa desde una ventana cómo un mendigo de flauta y joven se va con una rica que baja de un coche o que le llama desde él. Creo que más tarde vuelve a aparecer en la misma acera y sigue entregado a su instrumento. Una imagen muy parisiense, muy literaria, no digo que no pueda ser real, era joven el mendigo y aseado. Bah, asociación de ideas, no me hagas caso. Mira, un tema a desarrollar: el mendigo poco mendigo vive de las rentas de las madames insatisfechas del París de película. Buen sábado.

Ana Muela Sopeña dijo...

Desde luego hay muchas formas de vivir. Hay personas que eligen voluntariamente vivir en el submundo. Si se dedican a contentar a las Madames pueden hasta disfrutar de la vida. Quién sabe.

Aunque el protagonista del poema creo que vive así porque lo perdió todo, no por elección personal.

Un abrazo de febrero