sábado, 25 de enero de 2020
ENCUENTRO
El trastero tenía pocos metros. Las bolsas, las maletas y las lámparas se apilaban sin orden ni concierto. Papeles de otra época llenaban los espacios. Las fotos olvidadas en un álbum de cuero. La bicicleta azul. El cochecito rojo con sus faros. Allí, sobre una alfombra, pudimos transformar la soledad en un encuentro efímero. Los objetos antiguos nos miraban desde sus increíbles posiciones. Un torbellino alegre de preguntas surgió de entre las sombras. El tiempo se paró en los relojes lúdicos del agua. Supimos del instante gracias al carillón de una iglesia perdida. Sobre un espejo lleno de mensajes dejamos nuestras huellas y nos fuimos a respirar el aire de la tarde...
Ana Muela Sopeña
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8 comentarios:
Prosa poética perfecta, con ese regusto de polvo de la nostalgia y esa llamada de un reloj ajeno.
Un abrazo y por los desvanes que guardan el tesoro del paso del tiempo.
Ay, qué fue de aquellos encuentros efímeros en los lugares más inesperados, en los momentos más imprevistos, en los espacios menos pensados para encontrarse. Nunca volvió a habitar la soledad en los rincones de un hombre o de una mujer, aunque las vivencias se difuminaran.
Crónica de un inolvidable encuentro...
Me encantó, Ana. Abrazo inmenso.
Me alegra que te guste esta prosa poética, Albada:
Un abrazo enorme
Los lugares más insospechados son válidos para los encuentros.
Así hay más emoción.
Un abrazo grabde
Muchas gracias, Carlos, por venir y brindarme tus palabras.
Un beso
Un encuentro placentero. Me alegro.
Besos en prosa.
Gracias, Laura, por brindarme tus palabras:
Un beso
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