sábado, 29 de febrero de 2020


SIETE CUARTETAS A LA MANERA DE NOSTRADAMUS


I
El imperio amarillo tendrá plaga
ordenada por fuertes estrategas,
las gentes llorarán en sus refugios
mientras el mundo entero entrará en pánico.

II
Habrá bustos parlantes
en todos los confines de la Tierra.
No cesarán de dar datos inciertos
mientras bajan el trigo y el aceite.

III
El oro subirá a la estratosfera
mientras los huracanes rugirán.
En mitad de protestas callejeras
miles de ciudadanos gritarán.

IV
El aire se hará pronto irrespirable.
Unas fiestas de máscaras antiguas
se suspenderán para evitar
los contagios nocturnos.

V
Los hombres amarillos serán menos
por las muertes masivas.
Ejércitos sin trajes, sin espadas,
pensarán en su triunfo poco tiempo.

VI
En medio de la sombra unas langostas
infestarán los campos,
mientras los mensajeros de los niños
cubrirán con cortinas los desastres.

VII
Los médicos del mundo mentirán
para que nadie implore la venganza.
Prepararán discursos aprendidos
bajo secretos juramentos.


Ana Muela Sopeña

ABANDONO LA SOMBRA


En mi canto se invierte la agonía
y abandono la sombra del pánico,  
para ser una luz enamorada
de la belleza mágica del mundo.


Ana Muela Sopeña


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El primer verso: "En mi canto se invierte la agonía" pertenece a Antonio Gamoneda.

LA ESTACIÓN


Hoy te he visto en la estación mientras llovía.

La gente caminaba
deprisa por las calles,
pero el mundo no existía para mí.
Tan solo tu mirada seductora
en mitad del vestíbulo.
Tan solo unos minutos de tu tiempo,
como instantes robados
a la tarde melancólica.

Tu sonrisa llenaba
el espacio consagrado a lo habitual.

Hoy me has visto
bajo el reloj de Abando.
El día con sus luchas
se ha convertido en luz bajo las nubes.


Ana Muela Sopeña

viernes, 28 de febrero de 2020


DICCIONARIO DEL ÉTER


El quantum de los átomos del mundo
se está volviendo loco entre las sombras.

Mientras los quarks entrelazados con bosones
nos llaman a la acción.

El éter del enigma
alumbra los caminos del espejo.

Cuando todo nos parece ya perdido
acuden las estrellas al umbral...

y en el espacio cuántico del árbol de la vida
solo la muerte nos conecta con las claves.

El vacío del tiempo sideral
da paso a las visiones de un futuro
en raíces de vórtices negros.


Ana Muela Sopeña

DICCIONARIO DEL FUEGO


Los campos que se incendian sin control
ocultan un secreto espeluznante.

Entre las llamas la verdad se tambalea,
mas los koalas lloran.

El infierno de Dante
es como el sol que se transmuta en el delirio...

y las brasas acostumbran a soñar,
mientras los hombres y mujeres se despiertan.

Las nubes de ceniza de volcanes activos
nos iluminan con la voz de su ritual.

El fuego del instinto cavernario
se fusiona con otras dimensiones
en el interior de los presagios.


Ana Muela Sopeña

jueves, 27 de febrero de 2020


DICCIONARIO DE LA TIERRA


Todo lo que sucede es solo barro
enterrado en las mentes de demonios.

Cuando la vida te presenta sus excusas
el lodo te protege.

La piedra es una herida
que en las mañanas te interroga sin la máscara.

Minerales en los vórtices del mundo
cuando la gente se desborda por el pánico.

La Tierra es una luz que pide una plegaria
atravesada por relámpagos sin rostro.

En todas las arenas del desierto
habitan los enigmas de los códigos
como terremotos silenciosos.


Ana Muela Sopeña

miércoles, 26 de febrero de 2020


DICCIONARIO DEL AIRE


El viento es el exilio de los hombres
que aman a la Tierra con nostalgia.

En el instinto del amor todo es de aire
y de intuición onírica.

Un huracán antiguo
se precipita en la mirada de los ángeles.

La belleza del naufragio es solo un soplo
en las heridas del archivo de lo extraño.

El aliento del pájaro se parece a la sombra
que en el presagio de la vida es más que un número.

La brisa del paisaje es otro sueño
que pacta con la música del agua
en el sucedáneo de un oasis.


Ana Muela Sopeña

lunes, 24 de febrero de 2020


DICCIONARIO DEL AGUA


Una lluvia mezclada con la sombra
aparece en la noche solitaria.

Sobre la ría se desliza la nostalgia
en la penumbra amada.

La humedad de la niebla
rompe el cobijo de la herida más atávica.

El rocío traza hilos de misterio
mientras el alba nos sorprende con su luz.

Contemplo el aguacero que despoja mi piel
de los vestigios inservibles del pasado.

El mar es la orfandad de los que sueñan
y habitan sin disfraces
en la caracola del susurro.


Ana Muela Sopeña

sábado, 22 de febrero de 2020


CARNAVAL DE VENECIA


A lo lejos
la plaza de San Marcos.

Descienden en góndola
dos parejas con máscaras.
La primera es de Gnaga.

Ellos
pueden maullar y pronunciar obscenidades.
Les está permitido transgredir.

La segunda pareja va de rojo.
Ella no puede hablar.
Sujeta con sus dientes
la oscura negra máscara.
Es la Sirvienta Muda.
Él va con otra máscara
de Médico de la Peste.

Sonríen muy despacio
con la ciudad vestida de artificio.

Se bajan y se apoyan sobre un puente.
Es el de los Suspiros.

Otra pareja de blanco
lleva la máscara Larva.
Posan despacio contra un muro.

Hay dos hombres vestidos de morado
con las máscaras Bauta.
Conversan y sonríen bajo las nubes rosas.

Avanzando por calles
vemos a otra pareja.
Ella lleva la máscara Columbia
y un vestido naranja muy fastuoso.
Él en cambio se cubre
con máscara de Zanni.

Y al final sobre un banco
se observa a Pantalone y Arlequín
en dos muchachos jóvenes.

Todos van ataviados
con lujo y elegancia.

Mientras,
Venecia ha regresado a otra época,
al siglo XVIII.
Los relojes se han vuelto del revés
y se respira música
antigua en las ventanas de las casas.

La ilusión y la magia entre la gente.

El espíritu lúdico del mundo
sobre edificios llenos de memoria
en este siglo que luce como el viento.

Dos hombres sobre zancos
y el milagro de todos los febreros.
Vestir a la ciudad de color y de gala
como para acudir a una gran fiesta.

Es la celebración del Carnaval,
sumergida en el silencio
que rompe las censuras habituales
con el anonimato del disfraz
y los permisos tácitos;
para saltarse en nombre del ritual
las normas que aprisionan
los sentimientos lúbricos del hambre,
la sed y la lujuria.


Ana Muela Sopeña

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Nombres de las máscaras del Carnaval de Venecia:
https://youtu.be/8LD_974Fz_4

ACERAS DE SUEÑOS


Contemplo con asombro
las calles que protegen a los gatos
y el amor de los árboles que imploran
la memoria secreta de las piedras.

En el sigilo hay sombras
que abrazan a la luz sin condiciones
sobre aceras de sueños,
en el vacío híbrido de un fondo
invisible en la herida de la sangre.

Los sonidos que amparan a los cuerpos
construyen en la noche
la percepción sonámbula del mundo.


Ana Muela Sopeña

viernes, 21 de febrero de 2020


MIRADA IMPERCEPTIBLE


Solo sombra, solo niebla, solo bruma,
en la tarde que viste de nostalgia
las horas melancólicas del mundo.

Solo agua, solo viento, solo mar,
cuando el crepúsculo seduce con su luz
la mirada imperceptible del instinto.

Solo lluvia, solo nubes, solo frío,
en esa noche antigua que nos lleva
hacia los precipicios de la herida.

Solo estrellas, solo luna, solo arena,
sobre la madrugada de la sangre
que cabalga quimeras en el sueño.

Solo piedras, solo herrumbre, solo polvo,
en el amanecer de la belleza
más allá de los muros de la angustia.

Solo cuerpos, solo piel, solo labios,
al sol del mediodía de origami
mientras los niños juegan en el parque.


Ana Muela Sopeña


SORTILEGIO DEL INVIERNO


Llevo guantes de lana
para conservar ese calor
que siento cuando estoy entre tus brazos.
Me pongo una bufanda
porque tiendo a la hipotermia
pero tu piel enfebrecida me mantiene.
Preciso calidez para nuestro ritual
de mundos compartidos
en el sortilegio del invierno.


Ana Muela Sopeña

jueves, 20 de febrero de 2020


EVA Y LILITH


Yo vengo de la sombra del espejo, donde nadie nos mira ni en los sueños y transformo la herida en creación. Alimento el instinto más atávico y lo transmuto en dulces universos de luz incandescente. Atravieso galaxias mediante las palabras intangibles. Elaboro quimeras con los velos de la intuición del grito primigenio. Te brindo el arquetipo de Eva y Lilith mezcladas en un cuenco de cristal, para que al conocerme te conozcas.


Ana Muela Sopeña

DICCIONARIOS DE LA HUIDA


Mezclas la luz en el cristal sediento,
como lirios de sombra
que apaciguan el vértigo del mundo
en los diccionarios de la huida.

Ana Muela Sopeña

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Nota: El primer verso "Mezclas la luz en el cristal sediento" pertenece a Antonio Gamoneda.

miércoles, 19 de febrero de 2020


PÁJAROS NOCTURNOS


Las calles se diluyen en la sombra,
mientras los pájaros nocturnos
desde su espacio cantan sin descanso.

He buscado en los árboles,
pero no los encuentro.
Siempre se esconden de miradas indiscretas.

Los pájaros de noche
protegen la ciudad de los fantasmas.

Se alzan inexpugnables
como protectores del silencio.
También custodian utopías de los siglos
con su plumaje lleno de elegancia.

En la luz,
las plazas difuminan el misterio
guardado entre sus piedras.

Cuando el alba sonríe suavemente
los pájaros nocturnos
se duermen en los nidos de los sueños...


Ana Muela Sopeña

martes, 18 de febrero de 2020


LA LLOVIZNA NOS SUBYUGA


A veces las mañanas silenciosas me recuerdan el ritmo de otro tiempo. Cuando todo era bullicio y alegría entre los tenderetes de la plaza Nueva. Allí los domingos encontraba vendedores de sueños y de humo entremezclados con los puestos de monedas, de cómics, de esculturas y de pájaros.

En Bilbao la llovizna nos subyuga, nos lleva de la mano hacia la infancia, esa que no termina porque es música. Los sonidos de coches son constantes en mitad de las horas infinitas.
A veces las sirenas de las fábricas se abren paso entre ruidos más modernos y unas nubes rosadas adornan horizontes sin un límite.
La ría del Nervión es una herida que muestra de las gentes su pasión por el trabajo de los metales duros. El instinto da espacio a las escenas de una historia enterrada en la memoria de un pueblo siempre atávico y maestro.

Este mes de febrero se presenta con su frío voraz, su viento norte y sus rachas que todo lo trastocan.

Por la ventana veo un barco venido de Turquía, un petrolero que nos trae los aromas de otras tierras a través de los mares en penumbra.

La tarde entre la niebla se abisma con sus huellas en calles peatonales.


Ana Muela Sopeña


SORTILEGIO DE LA LUZ


A Antonio Gamoneda

Un día el mundo se quedó en silencio
y los hombres, abandonados en los cubos de basura,
empezaron a morir sin despedirse,
pero aquel sortilegio de la luz
los salvó del precipicio de los lobos.


Ana Muela Sopeña
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Nota: El primer verso: "Un día el mundo se quedó en silencio" pertenece a Antonio Gamoneda.

OFERTA DE TRABAJO


Se buscan trapecistas de los cuásares
y funambulistas de las Pléyades.

Acróbatas de la luna
y payasos que conozcan bien
los satélites de Urano.

Se ofrece trabajo fijo
en el circo sideral del planeta Tierra.

Abstenerse adictos al Sol Negro
y residentes en Saturno.


Ana Muela Sopeña

lunes, 17 de febrero de 2020


EL VAGÓN DE METRO


Observé sin descaro a la gente que viajaba en mi vagón. Una estudiante rubia con sus libros. Iba mirando el móvil. Chateaba y jugaba al mismo tiempo. Horas de eternidad. Quién tuviera ahora mismo diecinueve, para mirar el mundo con asombro. Allí vi a una señora con un niño en cochecito. Seguramente estaba concentrada en los primeros meses de su hijo. Un hombre invisible que miraba expectante desde el otro lado del silencio. Sus ojos eran piedras y su cuerpo parecía un armatoste. Se movía despacio a pesar de no ser un jubilado. Frente a mí una pareja. Se hablaban al oído y se reían. Se contaban secretos o chistes, no se sabe. Una anciana con rostro de metal. Con su cabello corto teñido de caoba. De joven es posible que hubiera sido una belleza. Ahora simplemente respiraba. Sus ojos eran duros con dos profundos surcos de tristeza. Nadie conoce qué pudo pasarle para rendirse así ante la vida.
Un hombre con un libro. Leía ávidamente, como si algo extraño le turbara o escapara de alguien. Un padre con su niña de seis o siete años. La niña era risueña y su padre miraba a todos lados, por si acaso...
Llegué a mi estación. Al bajar al andén, me di cuenta de que todos compartíamos varias dimensiones. Este planeta era nuestro lugar de paso y en el vagón podíamos sentir que nuestra vida era efímera...


Ana Muela Sopeña

domingo, 16 de febrero de 2020


VISIÓN


A Antonio Gamoneda

Tú, que silbas en la noche,
durante un sueño sumergido en la tormenta,
sabes que el tiempo
es solo una visión de la memoria.


Ana Muela Sopeña


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Nota:
El primer verso:
"Tú, que silbas en la noche,"
pertenece al poema "Incandescencia y ruinas" de Antonio Gamoneda.

UMBRAL DEL HUMO


El lugar nos miraba
con sus ojos de sombra desde el vértigo.
El armario de espejos,
el patio diminuto,
la luz de las marismas en los párpados.
Allí,
en un tiempo sin tiempo,
bebimos de la savia antigua y lúdica,
como si todo fuera una película.
Las horas se fundieron
en un volcán de lava primigenia.
Luego,
desde el umbral del humo,
avanzamos alegres
por las callejuelas de aquel barrio
abierto a los deseos imposibles.
Respiramos el frío
mientras la bruma azul nos diluía
en aceras de amor evanescente...


Ana Muela Sopeña

sábado, 15 de febrero de 2020


ÁRBOL DE ALEJANDRA


1
La sombra de la urbe me conmueve
y me lleva por lunas de cenizas
a través de los sueños.

2
He visto un árbol
de raíces desnudas
creciendo en mi interior
con lluvia y lodo.

3
En el cementerio de la herida
los hombres ya no pueden sonreír.

4
La tormenta se torna luz y arena
en el remolino de visiones...

5
Un relámpago azul me transfigura
en una mujer niebla,
invisible en la noche.

6
La belleza persigue
el manuscrito de las flores.

7
Tengo cuatro cuadernos:
el cuaderno de sombra
el cuaderno del sueño de la rosa,
el cuaderno invisible
y el cuaderno de heridas de combate.
Hoy solo escribiré en el invisible
para que los fantasmas no me vean.

8
Universos abiertos a la sangre
perciben las fisuras
de los pensamientos más atávicos.

9
Recorro el laberinto
de las grietas de un mundo
que se derrumba en barcos de origami.

10
Quiero ser la que tira de la cuerda
para que al despedirte no me olvides.

11
La luz es territorio de otra luz
que cubre con su brillo
el centro de la esencia
de una niñez dormida en horas lánguidas.

12
Hay un espacio tiempo
lleno de los misterios de la voz.

13
He leído palabras de nostalgia
sobre los jeroglíficos
de un crepúsculo lleno de secretos.

14
En el bosque la herida más profunda
se entretiene con trampas y con furia
antes de que los lobos la detecten.

15
Al descender al pozo del abismo
todo va convirtiéndose en enigma.

16
He mirado la sombra
de los habitantes
de esta ciudad sonámbula.

17
Un mirlo negro
me mira desde el fondo del silencio
y yo le correspondo en el sigilo.

18
Jamás entenderé
a los que llaman amor
a meter al ser amado en una jaula.

19
En la orfandad del mutismo
vive una caracola
que espera suavemente
a la orilla de una playa
las huellas
de una mujer venida de la bruma.

20
Todo lo que observé tiene sentido
al contemplar relámpagos
en un cielo de invierno.

21
Campanas a distancia
y el ladrido de un perro me sorprenden.

22
El caminante sabe
de esta soledad
que abraza con tentáculos las horas.

23
Nada de lo que veo es real.
El paisaje se dobla
más allá de los límites del vértigo.

24
El tiempo del amor siempre es efímero.

25
Los espejos no pueden
reflejar el instinto de la piel.

26
Las palabras diluyen su contexto,
por ello en el silencio
todo se multiplica.

27
Una espiral de agua
nos advierte que el tiempo
es un espejismo de la mente.

28
El horizonte sabe de nostalgias
atrapadas en cúmulos y cirros.

29
La belleza de un tiempo inmemorial
nos lleva en torbellinos
hacia los años puros de la infancia.

30
A veces me pregunto si la vida
es solo incertidumbre y nada más.

31
Un gorrión se ha posado en un alféizar
y desde allí divisa los tranvías.

32
Sobre un tejado un gato se acicala
y busca muy despacio
la calidez del sol.

33
En el parque un columpio solitario
me recuerda las risas de los niños.

34
La luna ya no luce como antes,
el smog no permite ver el cielo.

35
La memoria no puede
recordar esas piedras y pretiles
que veo cuando salgo a pasear.

36
Todo me habla de mundos intangibles
que flotan en el aire de lo ínfimo.

37
Sobre la ría veo una silueta
que atrae con su magia a un petrolero.

38
La calima secuestra nubes grises
y las convierte en seres de algún cuento.


Ana Muela Sopeña

viernes, 14 de febrero de 2020


HECHIZO


Bajo tu hipnosis salgo a la intemperie.
El aire frío de la tarde
me recuerda que a veces no te encuentro.
Me brindas una luna de papel,
te regalo caramelos de frambuesa.
El hechizo nos lleva por suburbios
con soportales algo sórdidos.
Viajamos a otra época.
Atraemos los sueños
de algún libro escondido en el desván...


Ana Muela Sopeña

jueves, 13 de febrero de 2020


INSOMNIO


La noche es una herida
que discurre sin piel entre las sábanas.
Los sonidos de lluvia,
en la sombra del mundo,
me recuerdan que todo es pasajero.

No comprendo la luz de los instantes
consagrados al frío.

Del norte me seduce su lirismo,
el brillo de Polaris
en la madrugada cenicienta.

Desde el sur el presagio del crepúsculo
me avisa de bandadas
de pájaros nocturnos
que abrazan el sigilo de los pórticos.

El oeste me lleva
por los precipicio de los lobos.
En su licantropía,
la belleza del reino mineral
me acerca a la galaxia de lo íntimo.

El este es la respuesta del instinto
al vacío de tanta soledad.

Las horas de lo oscuro
precipitan mi ser en un fractal
donde la rosa azul se transfigura.


Ana Muela Sopeña

martes, 11 de febrero de 2020


WUHAN


En la ciudad impera la extrañeza.
Por las calles se abisma
la soledad de un mundo que agoniza
en el frío metálico silente
que conduce al vacío del naufragio.

El pánico se adueña de los muros.

Para comprar comida
se precisa permiso
y solo una persona de la casa
puede salir sin ser amonestada.

Una niebla pesada inunda el aire,
es por las cremaciones de los muertos
que se producen una y otra vez.

Todos somos Wuhan, aunque nos pese.

Contemplamos con miedo
esta desolación, esta locura...


Ana Muela Sopeña

INSTANTES


Las ciudades se tornan invisibles
en medio de noticias turbulentas.
Como las gentes son muy truculentas
las cosas hoy por hoy son increíbles.

El instinto se viste de imposibles,
atrapa en la distancia las tormentas
que huyen de la sombra con las cruentas
informaciones duras y terribles.

Eres un buscador fuera del lodo
que encuentra las respuestas de la vida
inspirándote en mundos muy diversos.

En mitad de lo oscuro alumbras todo
con tu mente preclara, sumergida
en otra dimensión de once universos.


Ana Muela Sopeña

lunes, 10 de febrero de 2020


ATALAYAS DE DIAMANTE


Las serpientes oraban en las calles
mientras un humo negro poseía
los cuerpos diversos
de los que no tenían nombre.

Los oradores increpaban a la masa
y
los líderes pactaban con demonios;
pero la gente resistía
intacta en atalayas de diamante.
Indestructible en búnkeres
de integridad y acero en sus genomas.


Ana Muela Sopeña

DE HUMO


No lo que se oculta
sino lo que se exhibe,
eso es lo peligroso
porque funciona
como cortina de humo
para tapar aquello
que no quieren que veamos.

No lo que se muestra
sino lo que se esconde,
eso es lo seguro
porque funciona
como razón de peso
para evidenciar aquello
que nos permitiría comprender.


Ana Muela Sopeña


sábado, 8 de febrero de 2020


CONJURO


Avanzas en la niebla
bajo nubes que encienden mi deseo
y me ofreces tu mundo subterráneo.
Te regalo la bruma de mi piel
y abrazos de crepúsculo
con escarcha en las ramas de los árboles.
El roce de mis  manos te despierta
en las calles de invierno.
Me acaricias despacio
en aceras ocultas
y nuestro conjuro se hace lluvia.


Ana Muela Sopeña

viernes, 7 de febrero de 2020


EVOLUCIÓN


La soledad bosteza
en el oscuro enigma de la mente,
mientras la luz sonríe
en esquinas aliadas de lo antiguo.
La noche se presenta silenciosa
como los animales de los sueños.
En la sombra dormitan los fantasmas
y un iceberg de hielo me sorprende
al pie de lo invisible, en el secreto.
La evolución del Homo Sapiens
ha olvidado los códigos
en la secuencia ordenada
del ADN mitocondrial.
La adenina refleja
la creación inquebrantable del humano.
La citosina alberga
el amor que pulsa los latidos
de las galaxias eonarias.
La guanina contiene
la solidaridad
que abraza a los vivientes.
La timina custodia
el despertar azul de la conciencia.
En el rastreo mitocondrial:
una mirada nítida
conectando el pasado cavernario
con el futuro de los viajes supersónicos
interplanetarios.


Ana Muela Sopeña

LAS PÉRDIDAS


Todo se va perdiendo cada noche
en el torbellino de preguntas
que preside la niebla
de esta vida incesante que nos vive.

La belleza de un tiempo inmemorial vuelve para quedarse,
pero nos zarandea al darnos cuenta
de que todo se extravió
por el sumidero de la bruma.

Tan solo el que aprende
a perder con estoicismo
disfruta otra vez
del nacimiento de otros retos.

Al final, para no caer en lo terrible, todavía más importante que aprender a ganar es aprender a perder y en el perfeccionamiento de esta técnica se hallan las claves para comprender el universo. Un truco para sobrellevar las pérdidas es sustituir nuestro diálogo interno: "me perteneció, pero lo perdí, qué mala suerte tuve" por "no me perteneció, pero lo tuve, disfrutándolo al máximo mientras duró, qué buena suerte tuve". Así, con este pensamiento mágico tan sencillo, al descubrir que nuestra historia personal es una quimera, abrazamos otra dimensión de la experiencia que nos permite centrarnos en la libertad del instante.


Ana Muela Sopeña

SUSURRO


La luz imperceptible
se parece a tu cuerpo frente al mundo
que acepta los enigmas infinitos
en el reloj del alba.
Las calles con la lluvia
presagian el almizcle de tu piel
y tus cálidos besos en la niebla,
en el vértigo alado de la sombra.
Lo invisible se vuelve
un susurro insaciable en la distancia,
al percibir que todo es efímero...


Ana Muela Sopeña

jueves, 6 de febrero de 2020


OJOS DE ESTRELLA


A Camille Claudel


Tus manos fueron la esencia
del amor y la escultura.

Descendiste al lodo
al enamorarte de Rodin
como si fuese
capaz de conciliarte con su ego.

Solo buscó tu alma para beber de ella.

No supo entregarse
más allá de su fuerza,
que se miraba en espejos de lluvia,
y de su arte
que navegaba en otro tiempo.

¿Dónde quedaron besos y promesas?
En un sueño incumplido,
más allá de tu viaje tan oscuro.
Una tormenta atávica perfecta.

En materiales nobles:
la flecha de tu desguazado espíritu.

En lágrimas de arena
tus sentimientos íntegros
de amor evanescente...

Resuenen los sonidos de tus dedos
en la historia atrapada por prejuicios.

Sales
del olvido obligado
y te vemos desnuda frente al mármol,
más allá de tu historia con Rodin.

Amaneces con fuego en la memoria
con tus ojos de estrella...


Ana Muela Sopeña


miércoles, 5 de febrero de 2020


TRANSPARENCIA


Un lobo blanco
en el bosque del sueño.
La transparencia.


Ana Muela Sopeña

PETIRROJO


Flores de escarcha
en el árbol de invierno.
Un petirrojo.


Ana Muela Sopeña

DONDE HABITAN SOLEDADES


La sombra de la luz es la memoria
de una calle dormida en el desvelo,
mientras la niebla atrapa con su hielo
las farolas que viven otra historia.

La bruma se percibe ilusoria
en aceras desnudas, con su velo,
que el frío extremo envuelve en un pañuelo
y el silencio desgarra sin euforia.

Las nubes se parecen a la noche
en bancos donde habitan soledades
y la humedad que huye de algún muro.

En los parques se ve siempre algún coche
con llovizna, escapando de ciudades,
y las estatuas miran en lo oscuro.


Ana Muela Sopeña

lunes, 3 de febrero de 2020


LIBRO DE LAS ESTRELLAS FIJAS I


Difda,
desde Cetus ofreces tu luz cuántica
en medio del dolor y de la dicha.
Los relojes celestes te veneran
por tu pureza suave.
En la evanescencia de la noche
brillas desde el otro lado del espejo.

Algenib,
amas
más allá de la sombra del silencio.
Desde Pegasus cantas la canción
de la octava galáctica.
Proteges a los niños
de la oscuridad de las tinieblas.
Asumes que la vida
es un viaje infinito sideral
hacia el centro del núcleo.

Alpheratz,
de Andrómeda eres tú la más bonita.
En medio de tormentas
recuerdas las memorias ancestrales
que pulsan la belleza de los cuásares.
Custodias a los hombres
que deslizan sus ojos
por las estrellas de neutrones.

Baten Kaitós,
eres la creación inquebrantable.
La que busca vocales y las sílabas
de la sanación de la conciencia.
También las consonantes
se pliegan a tus ritos del principio del verbo.
Desde Cetus proteges
a los caminantes de los cielos
que persiguen el vórtice
de la gran explosión del universo.

Al Pherg,
también llamada Kullat Nunu,
presides desde Piscis
la evolución del Homo Sapiens.
A veces te parece que no aprende
por su tendencia a dormirse entre algodones,
pero luego descubres que despierta
y enciende su visión de medianoche.

Mirach,
danzas en lo oculto.
Más allá del enigma de los dioses
abrazas las lecciones de los sabios.
Observas desde Andrómeda
nuestras mentes confusas.
Nos envias frecuencias
para navegar
en el extravío.


Ana Muela Sopeña




HUELLA DE PENUMBRA


-Quiero saciarme con tu mente de luz incandescente, para que al conocerte me conozca -dijo la desconocida.

-En los misterios escondidos hay una huella de penumbra donde habita el secreto de la percepción -respondió el hombre de la sombra.

-Todo lo que acontece bajo el delirio sideral es un espacio seducido por las letras -replicó la desconocida.

-Las palabras son mundos sigilosos donde residen las heridas más profundas, el amor sin doblez o la creación de las galaxias -concluyó el hombre de la sombra.


Ana Muela Sopeña

EL HOMBRE SIN ROSTRO


Por las calles habita
un hombre sin un rostro que deambula
entre edificios sórdidos.

Parece que las nubes le fascinan
y cada día eleva
sus ojos a los cielos,
para contemplar formas extrañas.

Pinta cuadros de sombras
con su imaginación llena de luz.

El hombre es invisible,
su mundo se parece a las tormentas.

Respira con el ritmo de la urbe,
pero nadie se percata de sus pasos.

Cada noche su mente se ilumina
con recuerdos imborrables de otra época.

Reside en la memoria de los astros
y a veces en su espacio de visiones
construye identidades en el sueño.

Sabe del caos que mora en los fractales
y descubre en los números la magia
que un rostro definido le daría.

El hombre, cuando duerme,
se coloca una máscara
para sentirse alguien.

Pero al despertar
de nuevo vuelve a ser hombre sin rostro
y acepta su locura
con lágrimas de exilio...


Ana Muela Sopeña

domingo, 2 de febrero de 2020


ROMANCE DE LA LUNA NEGRA


La luna sabe de sangre
en el corazón del tiempo,
mientras hablan las deidades
y escapan todos del miedo.
La luna nueva nos rasga
en la caída del velo,
en mitad de la pandemia
el humo nos muestra el eco.
La gente sabe de engaños,
de simulacros y juegos
más allá de las noticias,
laboratorios de enredo.
Cuarto creciente nos dice
que hay palabras en el viento
soñando con algo críptico
que busca ser un vencejo.
Ya no se puede ser libre
porque todo es incorrecto,
se persiguen las "fake news",
censurando otros diseños.
La luna llena se afana
por enervar a los pueblos,
convirtiéndolos en dóciles
obedientes de los ciegos.
Multitudes en las calles
quieren dar voz a los truenos
que se cuecen en despachos
como si fueran atrezos.
Cuarto menguante desciende
a las turbas del medioevo,
las convierte en animales
que obedecen a su sueño.
Los hombres duermen seguido,
ni sonidos del despierto,
ni ocultos ruidos del agua,
todo los mantiene muertos.
La luna negra no puede
convertir zombis en bellos
seres conscientes que piensen
y se alejen del destierro.
Pero hay también otra luna:
la roja, la de los perros,
los que aúllan en lo oscuro
y necesitan su hueso.
Los humanos son muy duros,
solo reaccionan lentos,
cuando justo están al límite
y la crisis es su reto.


Ana Muela Sopeña

sábado, 1 de febrero de 2020


ROMANCE DE LA LOBA


La loba habita en el bosque,
desciende por precipicios,
por los huecos de la sombra
y no permite que el brillo
deshaga cada silencio.
La loba sabe del grito
que busca solo la herida
en el callejón del nido.
La loba escapa del miedo,
solo sabe del mutismo
que embarga todo su ser
en el centro del instinto.
La loba dibuja un rayo
que experimenta el abismo,
más allá de la belleza
seducida por el ritmo.
La loba abraza los sueños
las visiones de los niños,
el corazón de la infancia,
la transparencia del río.
La loba sabe plegarias
escondidas de los tiros
de cazadores nocturnos
que salen siempre furtivos.
La loba muere de pie,
sin rencor viaja hasta el limbo
y desde allí se levanta,
mece a la luna con hilo.


Ana Muela Sopeña