sábado, 15 de febrero de 2020

ÁRBOL DE ALEJANDRA


1
La sombra de la urbe me conmueve
y me lleva por lunas de cenizas
a través de los sueños.

2
He visto un árbol
de raíces desnudas
creciendo en mi interior
con lluvia y lodo.

3
En el cementerio de la herida
los hombres ya no pueden sonreír.

4
La tormenta se torna luz y arena
en el remolino de visiones...

5
Un relámpago azul me transfigura
en una mujer niebla,
invisible en la noche.

6
La belleza persigue
el manuscrito de las flores.

7
Tengo cuatro cuadernos:
el cuaderno de sombra
el cuaderno del sueño de la rosa,
el cuaderno invisible
y el cuaderno de heridas de combate.
Hoy solo escribiré en el invisible
para que los fantasmas no me vean.

8
Universos abiertos a la sangre
perciben las fisuras
de los pensamientos más atávicos.

9
Recorro el laberinto
de las grietas de un mundo
que se derrumba en barcos de origami.

10
Quiero ser la que tira de la cuerda
para que al despedirte no me olvides.

11
La luz es territorio de otra luz
que cubre con su brillo
el centro de la esencia
de una niñez dormida en horas lánguidas.

12
Hay un espacio tiempo
lleno de los misterios de la voz.

13
He leído palabras de nostalgia
sobre los jeroglíficos
de un crepúsculo lleno de secretos.

14
En el bosque la herida más profunda
se entretiene con trampas y con furia
antes de que los lobos la detecten.

15
Al descender al pozo del abismo
todo va convirtiéndose en enigma.

16
He mirado la sombra
de los habitantes
de esta ciudad sonámbula.

17
Un mirlo negro
me mira desde el fondo del silencio
y yo le correspondo en el sigilo.

18
Jamás entenderé
a los que llaman amor
a meter al ser amado en una jaula.

19
En la orfandad del mutismo
vive una caracola
que espera suavemente
a la orilla de una playa
las huellas
de una mujer venida de la bruma.

20
Todo lo que observé tiene sentido
al contemplar relámpagos
en un cielo de invierno.

21
Campanas a distancia
y el ladrido de un perro me sorprenden.

22
El caminante sabe
de esta soledad
que abraza con tentáculos las horas.

23
Nada de lo que veo es real.
El paisaje se dobla
más allá de los límites del vértigo.

24
El tiempo del amor siempre es efímero.

25
Los espejos no pueden
reflejar el instinto de la piel.

26
Las palabras diluyen su contexto,
por ello en el silencio
todo se multiplica.

27
Una espiral de agua
nos advierte que el tiempo
es un espejismo de la mente.

28
El horizonte sabe de nostalgias
atrapadas en cúmulos y cirros.

29
La belleza de un tiempo inmemorial
nos lleva en torbellinos
hacia los años puros de la infancia.

30
A veces me pregunto si la vida
es solo incertidumbre y nada más.

31
Un gorrión se ha posado en un alféizar
y desde allí divisa los tranvías.

32
Sobre un tejado un gato se acicala
y busca muy despacio
la calidez del sol.

33
En el parque un columpio solitario
me recuerda las risas de los niños.

34
La luna ya no luce como antes,
el smog no permite ver el cielo.

35
La memoria no puede
recordar esas piedras y pretiles
que veo cuando salgo a pasear.

36
Todo me habla de mundos intangibles
que flotan en el aire de lo ínfimo.

37
Sobre la ría veo una silueta
que atrae con su magia a un petrolero.

38
La calima secuestra nubes grises
y las convierte en seres de algún cuento.


Ana Muela Sopeña

12 comentarios:

carlos perrotti dijo...

A Alejandra Pizarnik le encantaría. A mí me conmoviste, amiga.

Abrazo de tan grande, gigante.

Laura dijo...

Pero que bonito Ana, qué delicadeza.
38 besos.
🌹

Ana Muela Sopeña dijo...

Gracias, Carlos:

Como ambos sois argentinos bueno es saber que te ha gustado.

Un beso

Ana Muela Sopeña dijo...

Muchas gracias, Laura, por disfrutar de este poema y decírmelo.

Un beso enorme

Albada Dos dijo...

Todos llegan al alma, letra a letra, el diecinueve en especial me ha parecido magnífico.

Un abrazo y por los árboles de Alejandría, por su biblioteca y su faro. Feliz día, amiga

Ana Muela Sopeña dijo...

Me alegro de que te lleguen, Albada:

Siempre tengo muy presente a Alejandra Pizarnik en mi proceso creativo.

Un beso grande

Ceciely dijo...

Como siempre, Ana, tus versos me llegan profundo...
Colosal poema escrito con la acuciosidad de quien se sabe estar tocando la magia de otros mundos y debe atravesar laberintos y parajes inimaginables. Hay signos como el espejo, donde traspasamos el azogue a través de la espiral del agua.
Caemos en hipnosis, el vértigo nos aprisiona, deformando la imagen. Se vienen de golpe las facetas de nuestra vida, plasmadas en cuadernos de vida . El mar, las horas, las nubes, las huellas. Luz y sombras, marcan recuerdos ancestrales, van pisando nuestro peregrinar. Estamos llegando a la hora imprevista y, con apremio escribimos en el penúltimo tiempo, en cuadernos invisibles … se acerca el Momentum.
Disculpa Ana que me atreva a interpretarlo así... es un tema fascinante al que me hago eco y ,también, lo tengo escrito.
Abrazo grande.

Fackel dijo...

Como una catarata.

Ana Muela Sopeña dijo...

Qué bonito comentario, Ceciely:

Un regalo para los sentidos

Gracias

Un beso

Ana Muela Sopeña dijo...

Siempre es un placer tu visita, Fackel:

Un abrazo

Meulen dijo...

Todo se siente aqui, se recrea, se sustenta y se viaja por ese laberinto de lo enigmático, lo cotidiano indescriptible que se logra en algo desentrañar y plasmar en fantástico poemas...

Todos buscamos motivos para escribir y tu entregas 38 razones para seguir indagando en esa toma de conciencia de lo que nos entrega a cada paso la VIDA.

Ana Muela Sopeña dijo...

Recordando la obra de Alejandra Pizarnik "Árbol de Diana" salió este Árbol de Alejandra.

Ella reunió 38 poemitas breves. Yo he escrito 38 poemas breves en su memoria.

Un beso