viernes, 7 de febrero de 2020

EVOLUCIÓN


La soledad bosteza
en el oscuro enigma de la mente,
mientras la luz sonríe
en esquinas aliadas de lo antiguo.
La noche se presenta silenciosa
como los animales de los sueños.
En la sombra dormitan los fantasmas
y un iceberg de hielo me sorprende
al pie de lo invisible, en el secreto.
La evolución del Homo Sapiens
ha olvidado los códigos
en la secuencia ordenada
del ADN mitocondrial.
La adenina refleja
la creación inquebrantable del humano.
La citosina alberga
el amor que pulsa los latidos
de las galaxias eonarias.
La guanina contiene
la solidaridad
que abraza a los vivientes.
La timina custodia
el despertar azul de la conciencia.
En el rastreo mitocondrial:
una mirada nítida
conectando el pasado cavernario
con el futuro de los viajes supersónicos
interplanetarios.


Ana Muela Sopeña

6 comentarios:

Laura dijo...


Todo lo que tenga que ver con la galaxia y los viajes interplanetarios me llama la atención...
y me encantan sus nombres y me dan para títulos de mis entradas... 😉
¿cuando salimos?
Besos.

Ana Muela Sopeña dijo...

Qué bueno que te llamé todo esto la atención.

Un lujo saber que te gustaría hacer viajes
interplanetarios.

Un abrazo

Fackel dijo...

Poesía sideral, o cómo poetizar lecciones de biología molecular. Te felicito.

Ana Muela Sopeña dijo...

Gracias, celebro que te guste.

Un abrazo de febrero

Albada Dos dijo...

Más interplanetaria, imposible. Poesía dle sepacio en blanco y negro. Muy original.

Un abrazo

Ana Muela Sopeña dijo...

Agradezco un montón tus palabras, Albada:

Un beso enorme