Hoy te he visto en la estación mientras llovía.
La gente caminaba
deprisa por las calles,
pero el mundo no existía para mí.
Tan solo tu mirada seductora
en mitad del vestíbulo.
Tan solo unos minutos de tu tiempo,
como instantes robados
a la tarde melancólica.
Tu sonrisa llenaba
el espacio consagrado a lo habitual.
Hoy me has visto
bajo el reloj de Abando.
El día con sus luchas
se ha convertido en luz bajo las nubes.
Ana Muela Sopeña
14 comentarios:
Qué será que el amor deja con sol los lugares más oscuros, los paisajes con más tormentas, ¿verdad?
Un abrazo y a por el finde
El mundo, a veces, está en una mirada. Una mirada ¿que reduce o amplía el mismo mundo? Ah...
La estación. La lluvia. Y su sonrisa...
Y el día, "se ha convertido en luz"
Besosmil, Ana.
Hermoso Ana, una descripción en un breve espacio de tiempo donde las penas de amor se funden con el clima.
Abrazos
Precioso intercambio de miradas.
Besos, Ana.
Gracias, Albada, por acercarte a estos versos.
Un beso enorme
Gracias, Fackel, por venir.
Un abrazo
Sí, Soco, una ciudad es un mundo cuando amamos a uno de sus habitantes.
Un beso
Es un placer verte por aquí, María:
Un beso
Muchas gracias, Hidra, por acercarte a estos versos.
Un beso grande
Lo habitual se convierte en sagrado bajo el amparo de unos ojos que todo lo iluminan.
Es un poema precioso.
Besos.
Muchas gracias, Carmela. Me alegra que te guste.
Un beso
El poder de una sonrisa lo puede todo, mucho más viniendo de amado.
Convierte en luz la oscuridad del alma, incluso, cambia la meteo.
Un beso grande, querida Ana
La sonrisa es siempre sanadora y más si viene de quien amas.
Un beso enorme, Ceciely
Ana
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