jueves, 19 de marzo de 2020

EL GATO DE SCHRÖDINGER


Un espacio de sol brota en la nube
en el tiempo sin tiempo de los astros.
En aquellos instantes
cuando mirábamos el mundo con asombro,
como dando por hecho
la libertad hiriente de la luz.
La bruma silenciosa
del mar con sus mareas.
El árbol solitario
atrapado entre cables telefónicos.
Dulce la primavera nos brindaba
la savia de la tierra
y su sabiduría mineral.

Luna que nos convoca a convertirnos
en los seres que reciben en su piel
el código de arena.

Las piedras que se esconden en la noche
esperan de nosotros las sílabas y nombres
para revertir
el horizonte de sucesos.

El gato de Schrödinger
que está vivo y muerto
en el mismo nodo atemporal.

Es una paradoja muy curiosa
que puede explicarnos sin excusas
nuestras contradicciones más atávicas.

Suena el sonido tenue de la brisa
y la lluvia del numen
que atraviesa sin grandes subterfugios
los columpios que lloran en la noche
y los toboganes adheridos
al sueño de la infancia.

En mitad de las sombras
un gato que no guarda cuarentena
nos mira con sus ojos luminosos.

Y luego recordamos que hubo un tiempo
de belleza perdida en el crepúsculo
y sin alteraciones en la línea.

Ahora estamos dentro de una caja
como el gato de Schrödinger.


Ana Muela Sopeña



12 comentarios:

Albada Dos dijo...

Esta reclusión, leve, no olvidemos, nos recuerda que existe una belleza que siempre estuvo ahí, incluso nos pone frente al espejo de nuestro propia sombra.

Un abrazo

Ana Muela Sopeña dijo...

Tienes toda la razón, Albada:

Besos

Ceciely dijo...

En el mundo de las probabilidades todo se puede dar. Es posible que el gato de Schrödinger esté haciendo cuarentena encerrado en una jaula o, a lo mejor se escabulle a contemplar la luna para descifra códigos de verdad.
La vida es una bella paradoja con ondas que nos llevan a soñar.
Me encantó tu sabio poema.
Un beso grande Ana

Ana Muela Sopeña dijo...

Las posibilidades son infinitas.

Nuestro horizonte de sucesos es diverso.

Besos

carlos perrotti dijo...

Somos ese gato, hoy tal vez lo admitimos, pero en realidad siempre lo fuimos... Genial.

Abrazo agradecido, Ana.

Ana Muela Sopeña dijo...

Me alegra, Carlos, que te guste.

Un beso grande
¿A qué es preciosa la foto?

Hidra dijo...

¿Y quién será el observador que decida si estamos vivos o muertos?
Preciosa lección de mecánica cuántica.
Cuídate mucho, Ana.
Un beso enorme.

Ana Muela Sopeña dijo...

Nuestro yo dimensional futuro.

Un beso grande

Carmela dijo...

Quizás nosotros estemos vivos y muertos a la vez, y coexistamos en diferentes mundos....quizás tan solo nos quede vivir allí donde la vida no escape de la caja.
Poemas que nos hacen viajar en la infinidad del universo :))

Un abrazo grande Ana, y cuídate.

Ana Muela Sopeña dijo...

Quizás, porque hay muchas dimensiones.

Besos... muchos

Anónimo dijo...

Me ha encantado este poema, Ana.
También somos el pez en la pecera que da vueltas como un loco.
El final lo voy a recordar de memoria estos días.
Un abrazo.
Oncina

Ana Muela Sopeña dijo...

Muchas gracias, Oncina, por venir.

Abrazos para ti y los tuyos