martes, 3 de marzo de 2020

HOMBRE DE LOS CUÁSARES


Cabalga por los cuásares
de la galaxia preferida de tus sueños.

Deja de lamentarte por tu suerte.
La realidad es solo un holograma.

Existes como un número
en una fabulosa
simulación de grado porcentual
de la mente de un dios desconocido
o de un programador
que ha sido hackeado por un virus.

Mas tu programa cero
era de libertad no esclavitud.

Viaja por el espacio sideral
y disfruta del baile de tu vida
en el despertar de la conciencia,
en cúmulos abiertos al destino.

Acurrúcate en los quarks
y deja de llorar porque estás solo.

Jamás has comprendido
que la soledad es solo humo
adherido a tu código genético.

Nunca estuviste solo...

Compartes el lenguaje de los astros,
los gestos del amor con los primates,
los átomos más íntimos
con las estrellas rojas.

Eres el gran momento
de la fuerza impulsora universal.

Una pequeña parte del Big Bang.

Deja de comportarte como un zombi
y asume que naciste para ser
el hombre de los cuásares.
Porque tú lo elegiste.

Nadie te obligó a desempeñar
el papel de guardián
en los tiempos convulsos.

Esto que está ocurriendo
es la biblia de un guion de una película.
La matrix te responde,
te respira en sus tubos de aluminio.

Nada puede parar tu evolución.

Nadie puede frenar tu aprendizaje.

Todo es una aventura donde tú
eres protagonista de la historia,
esa que nos dijeron que era absurda,
con listas  aburridas
de reyes y batallas.

Ahora es el momento
de abrirse a las verdades
ocultas en archivos encriptados.

Eres el caminante de los cielos
espectral y magnético
con un dragón de fuego por amigo,
mientras el mundo cambia a cada instante.

Solo tú puedes ser lo que decidas.
En esta realidad tienes opciones.

En la otra, la del futuro oscuro y subterráneo,
estás muerto hace años o hace eones.

Nada de lo que ves es realidad.
Todo es una ilusión de tus sentidos.

Salta de tu sillón al ring del mundo
donde tiempo y espacio sean cuerdas
que anuden sin demora
tu desnudez de letras y bariones
con tu fuerza creadora de galaxias.


Ana Muela Sopeña

6 comentarios:

Albada Dos dijo...

Ese sillón del ring, para levantarse, dejar de sentirse solo y echar a volar, como el polvo de los astros que somos.

Un abrazo

Ceciely dijo...

En el valle de los sueños y cavilaciones, encontramos la razón del Ser.
Magnífica definición de los miedos del hombre. "La nada hacia la nada vuelve".
Me identifico plenamente con tu poesía cósmica.
Un beso, Ana.

Carmela dijo...

Otra maravilla.
Besos grandes

Ana Muela Sopeña dijo...

Somos polvo de estrellas, Albada, sí.

Un beso enorme. Gracias por venir a participar de estos vuelos siderales.

Un beso

Ana Muela Sopeña dijo...

Es una alegría que sientas esa identificación, Ceciely:

Besos a miles

Ana Muela Sopeña dijo...

Muchas gracias, Carmela:

Un beso gigante