jueves, 30 de julio de 2020


43 GRADOS


Bilbao hoy era un horno. Apenas se podía respirar. Las aceras, con su fuego de finales de julio, dejaban ver los cielos con sus tonos rojizos y naranjas. Además del calor las mascarillas... He comprado gazpacho y  cervezas para tomar bien frías. Mañana aquí es festivo. San Ignacio. Ojalá que el termómetro nos regale otro tiempo más fresco y un poquito de lluvia. La urbe hoy se ha vestido de silencio. Casi nadie en las calles... y las tiendas vacías. Ojalá que mañana no lleguemos ni a treinta grados. Parece que las altas temperaturas licuan el cerebro. No se puede ni pensar. Bilbao hoy parecía un infierno. Menos mal que las nubes anuncian ya tormenta.


Ana Muela Sopeña

CARACOLA DE SILENCIO


En la sombra dormitan los instantes
de este mes agrietado por los árboles.

Miro el mar con sus huellas
y una caracola de silencio.
El amor del paisaje traicionado
entre nubes pintadas con acrílico.

La espuma de las olas
acrecienta en la arena el resplandor
de un crepúsculo azul entre la bruma.

Una llovizna suave se hace eco
del aleteo tenue de los pájaros
que buscan la nostalgia de otro tiempo...


Ana Muela Sopeña

miércoles, 29 de julio de 2020


NOCHE DE VERANO


Las luces del crepúsculo
me llevan por recónditos lugares
donde el amor se siente en el ambiente.

Todo me habla de ti en el silencio.

Las nubes van tomando posiciones
alrededor de un mundo de apariencias.

En mitad del verano
los sonidos nocturnos
fraguan la melodía de los astros.

Una moto a distancia
nos traslada por ensueños
donde no llegan palabras definidas.

Respiro con hipoxia
a través de mi máscara
y siento interiormente la nostalgia
de otros julios pasados
en los que respirar sin mascarilla era normal...

Escucho muy despacio
el tictac del reloj.

Mi gatito maúlla
y me lame los dedos.

Esta noche la luna está creciente.
Nos alumbra el espíritu con rayos
de belleza ancestral y melancólica.


Ana Muela Sopeña

SI TODO SE DERRUMBA


A veces un instante de la vida
es una jugarreta del destino
que clama con su voz de desatino
por alcanzar el punto de partida.

Cuando la base antigua está perdida
solo queda bebernos un buen vino
y descubrir la fuerza de otro sino
para alcanzar sin trabas otra brida.

Si todo se derrumba queda el alba,
la belleza del día y la pasión
de un devenir oculto entre corazas.

Entonces una luz llega y nos salva,
envuelta en la esperanza y la razón
que prometen llevarnos a otras plazas.


Ana Muela Sopeña

lunes, 27 de julio de 2020


ALMA DE MANDRÁGORA


El fuego de la luz es una herida
que se retuerce en aras de la sombra.

Cuando todo se torna piedra y luna
las cenizas del mundo se hacen lodo.

En mitad de la sangre más atávica
la lágrima esencial
esperando la puerta
que descubra que todo es ilusión.

La muerte se desgarra
al detectar que yo soy el contorno
del instinto dormido en madreselvas.

Soy alma de mandrágora,
por eso en la distancia de la noche
atrapo con los astros el amor.


Ana Muela Sopeña