lunes, 27 de julio de 2020
ALMA DE MANDRÁGORA
El fuego de la luz es una herida
que se retuerce en aras de la sombra.
Cuando todo se torna piedra y luna
las cenizas del mundo se hacen lodo.
En mitad de la sangre más atávica
la lágrima esencial
esperando la puerta
que descubra que todo es ilusión.
La muerte se desgarra
al detectar que yo soy el contorno
del instinto dormido en madreselvas.
Soy alma de mandrágora,
por eso en la distancia de la noche
atrapo con los astros el amor.
Ana Muela Sopeña
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14 comentarios:
Extrañé leerte, Ana. Hizo falta tu poesía...
Abrazo feliz por tu vuelta.
Qué gusto verte otra vez Ana!!! Hacía falta tu presencia.
El fuego del mundo o el fuego de los astros nos dicen que todo es ilusión.
Enhorabuena porque la magia del amor persiste!!!
Un beso y abrazo planetario
La tristeza de las partidas, dejando heridas en el cielo de la boca.
Un abrazo, y feliz semana
Si es un alma curativa, bienvenida sea. Como tus letras nuevamente.
Gracias, Carlos, siempre es un placer verte entre mis letras.
Un fuerte abrazo
Ana
Agradezco tu cósmico comentario, Ceciely:
Estamos viajando por el universo siempre.
Un beso enorme
Es una alegría, Albada, verte entre mis letras.
Un beso
Muchas gracias, Fackel:
Un beso enorme
Ana tiempo que no disfrutaba de tus
letras, como esta que nos traes con
ese estilo muy tuyo.
Besitos dulces
Siby
Gracias, Siby:
Es un placer recibirte en mi ventana.
Besitos
Todo el poema es un viaje sideral sobrevolando la vulgaridad y la penuria de la vida real que nos ha tocado vivir en estos tiempos.Por eso tiene ahora mucho más sentido la poesía del que ya tenía,que era mucho.
Alma de mandrágora,para sanar almas atormentadas,para abrazar el elixir de todos los males,el amor.
Un abrazo,Ana.
Gracias, Joaquín, por tus palabras tan efusivas.
Es cierto que atravesamos tiempos convulsos, pero... seguimos siendo humanos.
Un abrazo
Me alegra volver a leerte, extrañaba tus letras. La vida está llena de vicisitudes, hay fuerzas oscuras que nos rondan. Afortunadamente, la ensoñación y el amor están ahí para dejarnos su amparo.
Un abrazo
Gracias, María, me alegra mucho verte enredada entre mis letras.
Un beso enorme
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