sábado, 24 de octubre de 2020

EL HABITANTE

 El habitante abre las compuertas

de los contenedores de la luz.

Busca entre los plásticos 

los restos salvadores de alimentos.

Revuelve las revistas

por si alguna se puede rescatar.


Admira de las calles

los reflejos dormidos

de las escaparates de las tiendas.


Deambula entre farolas

intentando encontrar la solución 

a su perdido rumbo.


El habitante sabe

de la soledad más infinita.


El tranvía le hace recordar

el tiempo de su infancia

cuando subía con sus padres

la cuesta temblorosa

en el funicular de Archanda.


Han pasado los años

y ya nada se parece a lo de antes.


Se bebe las estrellas por las noches

cubierto con su manta 

y sus cartones

y pide solamente un día más 

para seguir viviendo

aunque no sepa muy bien por qué motivo.


El habitante cuida la ciudad

con sus plegarias mudas del asfalto.


Duerme sin dejar de estar alerta

por temor a que le roben

la ropa que le abriga.


Amanece despacio.

Con los primeros rayos de la aurora

se levanta sin ganas

y vuelve a caminar sobre las piedras

de aceras indolentes

mirando a todas partes,

por si existiera una sorpresa

que le permita un cambio o un milagro.



Ana Muela Sopeña

10 comentarios:

Jorge M dijo...

Un poema muy noble, muy sentido , a esas personas que no tienen un hogar, que deambulan por la vida y también a aquellos que les faltan motivos.
Vivir es difícil y poco agradable en mi opinión.
Muy hermoso lo que has escrito Ana tu inspiración es magica

Ana Muela Sopeña dijo...

Siempre pienso que las personas sin techo no vivieron siempre así. Un cúmulo de circunstancias les ha llevado a su situación tan deplorable.

Todos podemos caer en esa situación. Las pérdidas te pueden arrebatar todo.

Un abrazo

Albada Dos dijo...

SE bebe las estrellas ese habitante nocturno de la ciudad.

Un abrazo

Ana Muela Sopeña dijo...

Sí. Así es...

Un abrazo grande

Laura dijo...

INDIGENTES

Banal esfuerzo, obsoleto.
Grandes historias que en limosna se quedan.
Miserias de amor (hoy)…
hambruna soledad (mañana)…
si es que llega…
y no morimos todos…
con el estómago vacío.

Todos somos indigentes, de una u otra forma...
Besos.

Ana Muela Sopeña dijo...

Tienes razón, Laura:

La indigencia está en muchas partes que en la calle de los "sin techo".

Gracias por venir...

Un beso enorme

A.S. dijo...

Uma noite passei por um sem abrigo. Trocámos um olhar. E nesse segundo de olhar senti vergonha. Eu, vestia roupa de marca, quente e confortável. Tinha uma casa boa, aquecida, ali bem próximo. Senti vergonha de pertencer a uma sociedade tão desigual, tão absurdamente estúpida. É dessa vergonha que falo quando alguém vira a cara para não ver, quando alguém muda de passeio para não ver. É por isso que cresceu uma bolha imensa de conformismo onde se acolhe a indiferença, a falta de coragem, a indignidade.
Para os que vergonhosamente se escondem nessa bolha, a vida torna-se, aparentemente, tão mais leve quando não tropeçam na miséria.

Besos, Ana!

carlos perrotti dijo...

La vida a la intemperie...

Abrazo grande, Ana.

Ana Muela Sopeña dijo...

Tristemente así es, Albino.

Muitos beijos

Ana Muela Sopeña dijo...

La vida de los "sin techo" tiene que ser terrible.

Un beso enorme, Carlos...