Este naufragio exacto
me deja a la intemperie con mi herida
que es también nuestra herida.
Despojada de todo juego al póquer
con emociones vanas de origami.
Me vuelco en las fisuras de mi alma
mientras nutro una espera sin destino.
Ahora que te has marchado
solo me queda el brillo del espejo
para seguir viviendo entre los árboles
al ritmo del silencio.
Pero quizás el hambre nos reúna,
aunque ya no lo creo.
Este naufragio lleno de crepúsculos
solo puede entonar la melodía
de ese acantilado de los lobos
que a ti tanto te gusta
y de las cuevas llenas de amatistas,
mi lugar preferido para el sueño.
Ana Muela Sopeña
8 comentarios:
Me encanta tu forma de escribir tan sutil, tan ingeniosa, tan poética, los recuerdos quedan por siempre en nuestro ser.
Un abrazo con cariño Ana,ten buen fin de semana
Los adioses, cómo nos hacen replegarnos, y ser como osos en una cueva, hasta que regrese la primavera
Un abrazo
Que no desaparezca, al menos, ese brillo en el espejo para vivir entre los árboles.
Un poema lleno de una tristeza infinita, pero hermoso.
Un fuerte abrazo, Ana.
"Una espera sin destino..." otro verso universo. Inspirador poema, amiga.
Agradezco mucho tus palabras, Jorge:
Que todo sea positivo y luminoso para ti
Un beso
Claro...
Un beso enorme
Muchas gracias, Carmela, por venir y dejar tu huella entre mis versos.
Un beso enorme
Hola, Carlos:
Me alegra saber que te gusta este poema...
Besos a montones
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