Algo descalabró
la opción amada.
El instinto dormido se murió.
La belleza escondida ya no fue.
Ese café pendiente se esfumó
en mitad de la herida melancólica.
Todo fue diluyendo nuestra historia
en las calles vacías por la lluvia.
Olvidaste mi nombre
entre los árboles,
perdí tus iniciales
en el viento.
La desmemoria fue tu despedida...
Ana Muela Sopeña
14 comentarios:
Melancólicos versos, que saben a olvido, un amor que se queda en el infinito.
Lindo versar Ana , abrazos con cariño
Qué nostalgia desprenden los versos de ese café que no llegó.
Un abrazo
Um instinto adormecido...apenas dorme. Não morre!
E os labirintos da chuva, apenas tentam enganar os caminhos...mas não fazem esquecer!!
te deixo un beso, Ana!
No soporto la desmemoria...
esa que deja correr el tiempo como si no afrontar ciertas cosas nos librara de dar explicaciones.
A esa desmemoria se le llama dejadez.
Y siempre he pensado que es de cobardes.
Besos bonita.
... y ese café pendiente, que se enfría de espera. Qué vacío en el alma...
Milbesos, Ana.
Poema para desolvidar, para no tener nada pendiente...
Abrazo grande, Ana. Me encantó.
Hermoso poema en su nostalgia, Ana.
Muchos abrazos.
Es bonito eso que dices. Un amor que se queda en el infinito.
Un beso enorme
Claro... las despedidas extrañas son difíciles.
Un beso
Hermosas tus palabras, Albino:
Un beso enorme
Es de cobardes, sí.
Pero a veces es lo que hay...
Un beso
Tú lo has dicho.
Qué vacío...
Siempre son gratas tus palabras, Carlos:
A veces el poema obra como una catarsis.
Un beso enorme
Me alegra, Patricia, que te guste.
Besos a montones
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