viernes, 6 de noviembre de 2020

ESE CAFÉ PENDIENTE

Algo descalabró 

la opción amada.

El instinto dormido se murió.

La belleza escondida ya no fue.


Ese café pendiente se esfumó

en mitad de la herida melancólica.


Todo fue diluyendo nuestra historia

en las calles vacías por la lluvia.


Olvidaste mi nombre 

entre los árboles,

perdí tus iniciales 

en el viento.


La desmemoria fue tu despedida...



Ana Muela Sopeña

14 comentarios:

Jorge M dijo...

Melancólicos versos, que saben a olvido, un amor que se queda en el infinito.
Lindo versar Ana , abrazos con cariño

Albada Dos dijo...

Qué nostalgia desprenden los versos de ese café que no llegó.

Un abrazo

A.S. dijo...

Um instinto adormecido...apenas dorme. Não morre!
E os labirintos da chuva, apenas tentam enganar os caminhos...mas não fazem esquecer!!

te deixo un beso, Ana!

Laura dijo...

No soporto la desmemoria...
esa que deja correr el tiempo como si no afrontar ciertas cosas nos librara de dar explicaciones.
A esa desmemoria se le llama dejadez.
Y siempre he pensado que es de cobardes.

Besos bonita.

soco luis fernandez dijo...


... y ese café pendiente, que se enfría de espera. Qué vacío en el alma...

Milbesos, Ana.

carlos perrotti dijo...

Poema para desolvidar, para no tener nada pendiente...

Abrazo grande, Ana. Me encantó.

Patricia K dijo...

Hermoso poema en su nostalgia, Ana.
Muchos abrazos.

Ana Muela Sopeña dijo...

Es bonito eso que dices. Un amor que se queda en el infinito.

Un beso enorme

Ana Muela Sopeña dijo...

Claro... las despedidas extrañas son difíciles.

Un beso

Ana Muela Sopeña dijo...

Hermosas tus palabras, Albino:

Un beso enorme

Ana Muela Sopeña dijo...

Es de cobardes, sí.

Pero a veces es lo que hay...

Un beso

Ana Muela Sopeña dijo...

Tú lo has dicho.

Qué vacío...

Ana Muela Sopeña dijo...

Siempre son gratas tus palabras, Carlos:

A veces el poema obra como una catarsis.

Un beso enorme

Ana Muela Sopeña dijo...

Me alegra, Patricia, que te guste.

Besos a montones