Las palabras avanzan como tanques
para detener el pensamiento,
son indicios de imágenes del humo
que pugnan por salir de sus guaridas.
La mente nos inquieta.
La dopamina acecha entre las calles.
Es el toque de queda una estrategia
para doblegar la curva infame.
Eso es lo que dicen los expertos.
Es que el virus del covid
tiene en su reglamento
las horas de contagios virulentos
y las horas inocuas, por si acaso.
Ahora es todo raro y peligroso.
El mar con sus mareas nos acoge
y nos brinda la espuma del crepúsculo.
La evanescencia de la bruma
nos salva del desastre.
En mitad de la niebla
la noche nos insulta
con la perversión de la mentira.
Ana Muela Sopeña
16 comentarios:
Cuidarnos de la plaga (en su mundo el patógeno es inocente) Cuidarnos de las plagas de las malas palabras (las mal usadas, las perversas, las obscenas, las que no se detienen siquiera ante la necesidad de hacer frente a una causa común) Bien conjuras tú llevando tu rabia a las palabras.
Desnudas con tus certeros nítidos versos este tan extraño tiempo que persiste y pasa pero no se aleja...
Abrazo inmenso, Poeta!!
Lo que está claro es que hay que hacer algo para que esto cambie.
Hay demasiado irresponsable y acabamos pagando justos por pecadores.
Como siempre.
Besos.
Desde luego que debemos cuidarnos de la plaga, aunque también necesitamos aprender a discernir qué medidas son sanitarias y qué medidas son únicamente políticas.
Es un tiempo extraño, Carlos, como bien dices.
Un beso enorme
Ana querida, que bien describes
estos momentos que vivimos y hasta
la fecha seguimos igual, hay
personas que piensan que nunca
les afectara, pero con su falta
de responsabilidad, nos hace
dano a todos, un placer acompanarte
mi amiga.
Besitos dulces
Siby
Claro, las medidas de contención hay que observarlas. No vale saltárselas únicamente por tener entre 16 y 26 años.
Un abrazo grande, Laura...
Gracias, Siby:
Debemos ser responsables, sí.
Un besito, amiga
Tu sensibilidad ante estos momentos tan extraños e incoherentes que vive el mundo es luz, luz de esperanza para quien se ha perdido en la oscuridad.
Muy lindo amiga, un abrazo con cariño
Tiempos extraños. Ayer volvía de un tren a las once treinta de la noche, y mi ciudad parecía un desierto nocturno. Lo expresas perfectamente.
Un abrazo
Un gran abrazo, Ana. Creo entenderte... en su justa medida.
ANA,
Enquanto as horas emagrecem, corroendo tudo, transformando o estranho da paisagem, eu olho pela janela e vejo a cidade vazia, estrangulada de desejos onde a dureza dos tempos esculpiu rostos de máscara, gélidos olhares e gestos distantes.
ATÉ QUANDO??
Un abrazo!
Gracias, Jorge:
Un beso enorme
Es todo muy surrealista, sí.
Un beso enorme
Lo celebro.
Un abrazo, Soco
É verdadeiro.
Vivemos tempos estranhos. Não sê quando terminará tudo isto. O que sim sei é que não podemos estar passivos ante as mudanças substanciais que se estão a produzir.
Muitos beijos
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