He salido a la calle tras el toque de queda, para ir al centro de salud. El silencio dormido entre los árboles inundaba la atmósfera. Era una realidad como de sueño. La soledad amaba los edificios grises en la noche. Tan solo el ruido efímero de una moto fugaz. Un mutismo absoluto en el parque infantil. Un tobogán desnudo entre la niebla. Los columpios sin nadie. Los bancos solitarios. La humedad del ambiente y la llovizna. La ermita somnolienta en su misterio, esperando el secreto de las horas. Los ladridos de un perro callejero. Los gatos bajo coches y tras los muros llenos de un tiempo detenido en la distancia. La melodía extraña de los astros. He deambulando abierta a los enigmas por aceras de mundos visionarios. He visto en los jardines las flores silenciosas en su reino de espacios interiores.
Ahora he vuelto a casa. Solo se escucha un ruido de camiones volcando en sus depósitos los contenedores del subsueño. Con futuros invisibles derrotados por utopías muertas en la bruma de una ciudad que yace anestesiada por el toque de queda; como nuestros espíritus insomnes que anhelan despertar a la luz áurea.
Ana Muela Sopeña
12 comentarios:
Me pasó hace unos días, tras coger un tren que llega a las once de la noche. Parecía como una situación extraña, casi muda.
Un abrazo
Ana linda, haz descrito realmente
lo que es eso, ni siquiera puedes
oír el sonido de tu pensamiento.
Besitos dulces
Siby
Un mundo irreal, o ¿quizás es ese el mundo y nosotros estamos afuera?.
Un beso, Ana.
Descripción ad hoc, crónica de los días oscuros. "...nuestros espíritus insomnes que anhelan despertar a la luz áurea". Un final preciso, aunque dudo que cuando haya pasado todo (y quiero pensar y desear que va a pasar antes o después, otra cosa es ver cómo nos deja) todos los humanos sigan deseando la luz áurea que invocas. Pero entre metáforas y anhelos nos movemos, es justo y necesario (oh, cómo suena de litúrgico esto)
El estilo literario es impecable. Sigo pensando que deberías seguir frecuentando la prosa. Azorín habría envidiado tu redacción.
Tanto silencio da mucha tristeza, pero a la vez reconforta. Besos.
Sí, Albada:
Parece algo surrealista.
Es extraño realmente.
Un beso enorme
Bueno... el del pensamiento sí, aunque es un poco de miedo.
Un beso enorme
Ese es el mundo y nosotros afuera, Carmela:
Un beso
Muchas gracias por tus palabras, Fackel:
Yo creo que sí, que todos anhelamos un mundo más luminoso en el que nos podamos tocar por la calle (dos besos, un abrazo, un beso, darnos la mano) y acercarnos.
Un beso
Gracias por decirme que te gusta la prosa
El silencio buscado es bello, el impuesto es catastrófico.
Gracias por tus palabras, Teresa
Nunca me ha tocado vivir un toque de queda, no se como ha de ser esa experiencia, pero tu lo describes bien amiga, el silencio se apodera de todo.
Abrazos con cariño
Mejor que no lo tengas que vivir...
Un beso
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