Tras el toque de queda
la noche con sus calles
permanece desierta hasta las seis.
Todo tiembla en la música
del vacío que anida en los portales.
Hay viento sibilante...
Las horas se deslizan
dentro de los secretos de la magia
y un columpio dormido
en un parque infantil, hoy solitario,
avanza quietamente
hacia la incertidumbre del mañana.
La ciudad va trotando
sobre los adoquines,
dentro de los misterios consagrados
a la búsqueda única del fuego.
El ambiente nocturno es un teatro
que ignora la canción de la alegría.
Hace frío y los dedos
se quedan ateridos
con el relente helado
de la madrugada silenciosa.
Ana Muela Sopeña
6 comentarios:
Es cierto mi amiga, en esas noches
desiertas y con toque de queda,
solo se oye el silencio que grita.
Besitos dulces
Siby
Gracias por tus palabras, Siby:
Un beso enorme
Ana,
Na madrugada silenciosa,
ardem as estrelas que não vejo
o frio congela os dedos.
Temos apenas a lembrança
de noites ardentes...
Agora, somos como a lua,
fria e distante
amante
imensa
e nua...
Un abrazo enorme!
las madrugadas urbanas, ofreciendo sombras y recuerdos. Muy chulo
Un abrazo, y feliz día
Gracias infinitas por brindarme como respuesta tus preciosos versos, Albino:
Un beso enorme, amigo
Muitos beijos
Siempre es un placer verte enredada a mis versos, Albada:
Un beso
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