Bosteza la ciudad en el silencio,
en la sombra de un mundo en extinción.
Una quimera oculta se despierta
del frío consagrado a plazas grises.
En las aceras guardo los secretos
de la luz sumergida en la pasión.
Segundos recubiertos de caricias
hoy yacen sepultados bajo nieve.
Los sueños de la infancia
con origami habitan en mi piel
al tiempo que el abismo se hace nube.
Los cuerpos que no olvidan
se dirigen a muelles sin destino.
Sin palabras ni culpas, solo lluvia.
Ana Muela Sopeña
8 comentarios:
Es un poema entrañable
Precioso
de principio a fin
.."Los sueños de la infancia
con origami habitan en mi piel
al tiempo que el abismo se hace nube..." Me he quedado prendada de estos versos que creo sintetizan la esencia... Bellisimo!!!
Gracias, Eli:
Me alegra que este poema te haya gustado.
Un fuerte abrazo
Ana... quando a noite tem o sabor da chuva e o lume tem apenas uma frágil luz, despem-se as sombras e nada nos aconchega.
Te deixo o meu forte abraço!
Es un placer verte entre mis versos, Albino:
Muitos beijos
Los cuerpos no se olvidan... Tus versos (sobre todo cuando evocas en nocturnas caminatas) tampoco, Poeta.
Abrazo agradecido, Ana.
Gracias, Carlos, por tus palabras.
Un beso enorme
Ese origami imposible, ante la mirada de la nostalgia. Muy bueno.
Un abrazo
Me alegra que te guste la imagen del origami.
Un beso enorme, Albada
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