No oían los sonidos
que emanaban de la Tierra
en cualquier latitud.
Vivían cada día
en el silencio abierto
de números y símbolos.
La sordera era plaga en todo el mundo.
Ya nadie oía el canto de los pajaros,
la canción de los grillos
ni las olas gigantes en las playas.
La dolencia imperante
era la sordera.
Todos esperaban
la medicina mágica
que les permitiera oír.
Buscaban algún fármaco
escondido en los troncos de los arboles,
en salas de oradores,
en las plazas del Sol y de la Luna.
El remedio estaba en todas partes
y a la vez
en ninguna...
Ana Muela Sopeña
8 comentarios:
Lastimoso, hemos dejado un planeta medio moribundo. Qué necedad.
Un abrazo, y a por un bonito día
Que el fin de semana nos llene de alegría.
Un beso enorme
Un poema en el que la Humanidad puede identificarse...
Abrazo mpas que grande, amiga!!
Agradezco tus palabras, Carlos:
Un beso
Creo que las personas ya no escuchan y tampoco ven, la indiferencia se apodero del mundo.
Un abrazo Ana
Tienes razón:
Es lamentable.
Un abrazo
Así andamos muchas veces
ciego-sordos y mudos...
y todo esta dado para que sea diferente...
Tú lo has dicho. Ciegos, sordos y mudos. Ya lo decía la Biblia. "El que tenga oídos que oiga".
Un beso
Publicar un comentario