El otoño camina de la mano
de sombríos crepúsculos.
En la hojarasca seca van las horas
de paraguas abiertos por la lluvia.
Las tormentas nos llaman con relámpagos.
Los niños, con sus libros,
se entretienen con charcos
y una ilusión velada.
Los días son más cortos.
Poco a poco el estío
ha ido deslizándose
a un mundo más opaco.
Seguimos asombrándonos
de cómo pasa el tiempo, imperceptible.
De un modo sigiloso nos moldea
y hace de nosotros lo que quiere.
Ana Muela Sopeña
16 comentarios:
Sí, es curioso que, aunque repitiéndose los ciclos, sigamos asombrándonos. Eso está bien. Vivir asombrándonos denota interés en seguir viviendo.
La melancolía nos invade.
Besos.
ANA!
O Outono pode ser outra Primavera,
se virmos em cada folha uma flor!
Besos. Muchos!
El asombro es lo que permite que degustemos momentos felices.
Un beso grande
Bueno... el otoño también tiene sus pequeñas alegrías.
Un beso enorme
Qué buena idea, Albino, ver en cada hoja una flor.
Me encanta.
Muitos beijos...
El otoño, como tantas veces antes, su eterno ciclo nos visita para después volver a marcharse...
Abrazo otoñal, Ana.
Es que el otoño nos mete para adentro, haciéndonos recordar otros tiempos, con sus cuitas y gozos.
Un abrazo
Así es, Carlos:
El eterno retorno.
Un abrazo
Otoño - Viaje hacia adentro
Invierno - Hibernación
Primavera - Florecimiento. Estallido hacia afuera
Verano - Plenitud
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Un beso, Albada
El tiempo no se para.
Besos.
Sigue siempre su ciclo.
Un beso, Amapola...
Y tu querida Ana también haces de el lo que quieres transformándolo en este bello poema estacional.
Besosssss y feliz dia para vos.
Muchas gracias, Eli:
Ser artífices del tiempo... qué maravilla. Ojalá podamos serlo.
Un beso grande y gracias por venir.
La tardor que fa "de nosaltres el que vol" fa pensar en el determinisme.
Bueno... tenemos libertad, pero no total. Las estaciones nos determinan un poco... luego hay otros factores.
Un beso
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