La sombra de la urbe es la nostalgia
de un gorrión despistado por el miedo
en las calles que saben de los guetos,
entre los edificios de la infancia.
Se refleja la luna en las estancias
que se ven desde aceras, con vencejos,
y desde los portales con los velos
que se observan en todas las acacias.
Camiones en sus rutas misteriosas,
los ojos ateridos por el frío,
mientras la lluvia cae ensimismada.
Un temblor que se fuga, gente sola,
en el asfalto lleno de lo ínfimo
con farolas que olvidan las palabras.
Ana Muela Sopeña
12 comentarios:
Crónica urbana sólo posible a partir de una notable destreza descriptiva como la tuya, Ana...
Abrazo sin sombrero.
Es una crónica de un amanecer urbanita, muy bien hallado.
Un abrazo, Ana, y feliz día
Muchas gracias, Carlos:
Siempre es un placer saberte como lector.
Un beso
Gracias por venir, Albada:
Un beso enorme
Cómo poetizas tus observaciones urbanas. En cierto modo existen esas calles y esas luces, en cierto modo tú recreas con tu mirada subjetiva. Pero ¿iras las calles o miras en los significados que bullen en tu interior?
Y en tus letras se intuye la nostalgia de esas calles...
Me alegra leerte de nuevo, Ana.
Un beso grande.
Las dos cosas. Miro las calles y sus lugares recónditos y visibles y exploró en mi mundo interior. Siempre en movimiento constante. Hacia fuera y hacia dentro.
Gracias por venir.
Un beso
Mil gracias por acercarte, Carmela:
Un beso
Como es un amanecer lento en su despertar y a su vez promete el bullicio
La calle que nos dice mucho a cada hora.
Abrazo
Aquest "con farolas que olvidan las palabras", tapades per la boira de la fotografia. És veritat que t'inspiren els dies plujosos!
La calle cambia cada hora, como las personas que la transitamos.
Gracias por venir y brindarme tus palabras.
Un beso
Sí... lo días lluviosos tienen algo especial. Es como si pudieran de manifiesto la necesidad emocional de todos los moradores de la ciudad. Cuando hay que quedarse en casa porque hace muy mal tiempo. Algo surge en el interior.
Un beso
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