Una lluvia de estrellas
se desliza fugaz entre las nubes.
El tiempo se ha parado sin aviso.
La belleza desnuda es el umbral
del despertar a todo lo que existe.
¿Me amarás cuando ya no sea joven
o escaparás sin ruido por el hueco
de la disolución en el olvido?
Observo las Cuadrántidas y miro
el espacio absoluto.
Los meteoros caen sin tristeza
y permiten que el mundo sea un sueño
diluido en sonidos inaudibles.
¿Tus promesas se harán eternidad
o escaparás de mí cuando te canses?
Quiero ser infinita como el astro
y si tú me abandonas
convertiré en mi amante
a Urano y sus satélites.
Ana Muela Sopeña
6 comentarios:
Quines preguntes fas! Esperem que no sigui així! Jo almenys no em canso mai d'estimar.
Leerte es desasnarse, Ana... Gran poema una vez más...
Muchas gracias, Helena, por tus palabras.
Un beso enorme
Agradezco tu paso por estos versos, Carlos:
Un beso grande, amigo
Pues no es mala idea convertir a planetas y satélites en amantes; al fin y al cabo los satélites hombres o mujeres también naufragan por el caos cercano; preguntas que no pueden tener respuesta, y si hay respuesta formal no se tenga en cuenta cuando llegue el desprendimiento.
Ya... jajaja. Hay que tener amantes en la Tierra, pero También en el espacio... por si acaso.
Un abrazo
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