Hay danzas donde el ser va diluyéndose
con máscaras rituales.
Su identidad se va desdibujando,
con la herida marcada por su vientre.
Con las manos atadas y vendadas
más allá de la sombra de los dioses.
El rostro camuflado se hace nítido
en sueños invisibles.
En trance van entrando los adeptos
que buscan en las grietas de la historia
un vendaval de luz.
Las máscaras rituales se parecen
a nuestra situación doblada e híbrida.
Somos como danzantes en la noche
que escapan de los miedos ancestrales
adorando el instinto colectivo
y el progreso continuo
hacia ningún lugar sobre los mapas.
En la cartografía de la rosa
abundan los engaños del demonio
guardados en los sobres
de los mensajes crípticos del tiempo.
Somos caligrafía de los lobos
en mitad de un fractal,
como si nuestra esencia más antigua
pudiera revelarse sobre el agua.
Ana Muela Sopeña
6 comentarios:
En los ritmos y quehaceres cotidianos las caras que ponemos son verdaderas máscaras. La vida como ritual desde la cuna al estertor exige multiplicidades enmascaradas. Esas caras/máscaras del día a día a veces son terroríficas y no conjuran mucho que digamos.
El propio poema es como un arcano ritual, tiene cadencia y misterio... Otro alto poema en tu obra, Ana.
Abrazo feliz de leerlo!!
(El 7 de febrero subo tu entrada Los gatos del Hermitage a mi Gaterío. Muchas gracias una vez más por permitirlo).
Verdaderamente... puede que la vida, tal como la conocemos, sea una mascarada.
Un beso
Muchas gracias, Carlos:
Es una alegría que lleves a tu blog "Los gatos del Hermitage".
Un beso grande
Me ha gustado mucho tu poema a pesar de que escribes muy por encima de mi pobre intelecto. Siento que estamos en verdad desdibujados, desapareciendo poco a poco, sin derecho al gesto, la expresión, la sonrisa. Como se enamoraran los chicos en las plazas? Un abrazo con cariño poeta.
Nos quieren desdibujados, pero eso no puede ser... Son miles de años de evolución y de individuación. El ser humano ha recorrido mucho...
Gracias por venir, Lyliam
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