A veces una vida se termina
en solo unos minutos, nada más.
Parece que es memoria el verbo amar
y todo se plantea en una vía.
La muerte nos sorprende, es la salida
para emprender el viaje al más allá
y dialogar con almas al azar
en una encrucijada con encinas.
El instinto que busca comprender
se parece a una grieta de palabras
adheridas a rosas sobre tumbas.
Entonces una luna de papel
se convierte en imagen de un mandala
y un ángel en la piedra más oscura.
Ana Muela Sopeña
4 comentarios:
estamos destinado a la muerte física , por ello debemos siempre prepararnos para la vida eterna ...
Tienes razón, Meulen:
La muerte forma parte de la vida. Lo importante es cultivar lo espiritual. Lo demás es secundario, aunque a veces se nos olvide.
Un abrazo
Aquest "un ángel en la piedra más oscura", és molt paradoxal, un epítet.
Sí, es una paradoja. Tú lo has visto.
Un beso enorme
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