viernes, 18 de febrero de 2022

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 Autor: Alan Cabello

4 comentarios:

Meulen dijo...

Linda caracola...

Fackel dijo...

Esa caracola añora el mar adentro.
Se siente a la intemperie de su medio.
De su razón de ser original va a pasar a su razón de estar objetual.
Un niño se la va a encontrar.
Cuando el niño crezca la mantendrá como un tesoro.
El niño estará tentado a regalársela a su primer amor; pero la caracola se perderá por algún espacio doméstico para que no pase a ningún amor efímero.
Pero a un amor efímero sucede otro más o menos efímero.
Lo efímero viene del mar o emerge de la tierra.
El niño acabará convertido en caracola cuando se haga viejo.
El viejo niño morirá dentro de su propia espiral.

Ana Muela Sopeña dijo...

Gracias, Meulen:

Un beso

Ana Muela Sopeña dijo...

Precioso texto, Fackel...