viernes, 4 de febrero de 2022

CREPÚSCULOS DE ARENA


Suena la melodía de los astros...


En mitad de la niebla, entre las calles,

la belleza de un mundo que despierta

a pesar del instinto sanguinario.


Se escuchan las sirenas de las fábricas

en medio del bullicio de la gente.

Los barcos de la ría nos recuerdan

que las noticias vienen

de países lejanos.


Un coche en la distancia

nos permite soñar con otros mundos.

Más allá de la sombra de este día

habitan numerosos universos

de infinitas opciones.


En las horas que pasan suavemente

residen los misterios de la vida;

porque todo es efímero, 

pero siempre hay crepúsculos de arena

en el horizonte de sucesos.



Ana Muela Sopeña

12 comentarios:

carlos perrotti dijo...

Todo es efímero, no conviene eternizar, ni para bien ni para mal... Me encantó, Ana.

Abrazo hasta allá.

Joaquín Galán dijo...

Una belleza de poema, Ana. Cada amanecer, cada nuevo día nos trae mensajes esperanzadores que debemos aprender a ver y a valorar. La fotografía ilustra a la perfección tus versos.

Un abrazo

Fackel dijo...

Crepúsculos de arena: átomos, a veces hasta poéticos.

Ana Muela Sopeña dijo...

Asì es, Carlos:

Al descubrir que todo es efímero podemos disfrutar más de la vida.

Un beso

Ana Muela Sopeña dijo...

Si llegamos a darnos cuenta del milagro que supone ver nacer un nuevo día y contemplar el crepúsculo sentiremos que la vida merece la pena.

Un beso grande

Ana Muela Sopeña dijo...

Me encantan los crepúsculos.

Un beso grande

Helena Bonals dijo...

Els "crepúsculos de arena" és perquè el cel agafa el color de la terra? A mi també m'agraden els crepuscles.

Fackel dijo...

Pues os aseguro, y bien lo sabréis, que los amaneceres son también grandiosos. Hay grandes diferencias, no solo de luz, entre el alba y el ocaso. Ritmos diferentes, intensidades de distinto color. No podría decidir con cuál me quedaría. Pero esos fenómenos tienen que ver con significados que habitan dentro de nosotros. Me ha parecido siempre más cómodo y espectacular contemplar el crepúsculo, que siempre era en compañía. Pero me ha atrapado la lentitud del alba, viajar en tren en madrugada o desplazarme por el Mediterráneo saliendo a cubierta cuando se iniciaba el día. Era enfrentarme a mi propia intimidad y a la expectativa del tiempo que tenía por delante. Era verme pequeño, muy pequeño, frente a una muestra limitada del Universo que llegaba a mis ojos. Era saberme dichoso por crecerme en mi débil parcela de libertad.

Disculpa, Ana, mi abusiva digresión.

Ana Muela Sopeña dijo...

Es que los crepúsculos casi siempre son de una belleza inconmensurable.

Mil gracias por venir, Helena.

Besos a montones, amiga

Ana Muela Sopeña dijo...

Tienes razón. Son tan bellos como los atardeceres los amaneceres. Más difíciles de ver porque no madrugamos tanto, pero igualmente bellos.

Es bonito lo que cuentas de tus experiencias con los crepúsculos y con el alba.

Un beso grande

Lyliam dijo...

Ojala y tuviéramos opciones de otros mundos Ana, porque este aún conserva espectaculares crespúsculos pero va en bajada constante. Mil besos linda.

Ana Muela Sopeña dijo...

Sí, puede que otros mundos no estén tan lejos como pensamos.

Un beso grande, Lyliam...