viernes, 18 de marzo de 2022

EL VIAJE DE IROCHKA


1.- 

Escapando del infierno


Primer día de mi viaje:

11 de marzo de 2022. 

10 h 30 m de la mañana.


He atravesado la línea de fuego. En los corredores no paran de disparar. Los proyectiles siguen asediándonos. He tenido que dejar a mi marido Vanko, a mi hermano Boiany y a mi padre Yure. Vanko y Boiany no pueden salir del país porque están en la reserva y mi padre no puede caminar mucho, por la artrosis. No sé si volveré a verlos. Tengo una enorme incertidumbre sobre el futuro de mi país que tiembla bajo las bombas. No sé qué será de mi familia. Solo sé que debo partir hacia Polonia y de allí a Holanda. Me encontraré con mi hija y escaparé del horror. Ojalá todo acabe pronto. El tiempo es interminable. Las horas parecen eternas. La temperatura es tan baja que tengo miedo a sufrir  hipotermia. A pesar de toda la ropa que llevo puesta el frío cala hasta los huesos. Caminamos sin hablar. A veces recuerdo en silencio alguna melodía de la infancia. Llevo muchísima ropa, pero estoy helada. En mi pequeña maleta cabe el mundo. He dejado atrás el pánico, pero también a mi familia. 


2.-

Hacia la libertad 


Primer día de mi viaje:

11 de marzo de 2022. 

8 h 35 m de la tarde.


Después de caminar casi 40 kilómetros, en ocho horas, hemos subido a un autobús, tras esperar en una cola alrededor de dos horas. Nos llevará hacia la libertad. Se supone que debería dormir un poco, pero estoy tan nerviosa que no puedo. El miedo se mezcla con la euforia. Cuando lleguemos a la frontera y la crucemos todo será diferente.


3.-

Esperando para cruzar la frontera


Segundo día de mi viaje:

12 de marzo de 2022. 

6 h 50 m de la mañana.


Me encuentro guardando cola para cruzar la frontera. Tengo mucho frío, pero estoy esperanzada. Ya queda poco para salir de este país en guerra. Una mujer de una ONG nos ofrece café.


4.-

Solidaridad internacional


Segundo día de mi viaje:

12  de marzo de 2022. 

1 h 20 m del mediodía.


Hay voluntarios de varios países que nos dan algo de comida. Escucho hablar ucraniano, ruso, inglés, español, italiano, polaco, bielorruso. Este lugar parece una estación internacional. 


Al caer la noche no puedo dormir porque si lo hago (dado que estoy sola) pierdo el puesto en la cola.


5.-

Ya en Polonia


Segundo día de mi viaje:

12 de marzo de 2022.

5 h de la tarde.


Acabo de cruzar la frontera. Me encuentro en territorio polaco. Un trabajador de la Cruz Roja viene donde mí. Me pregunta si necesito algo, si estoy bien. Le tranquilizo. 


Esta noche dormiré sobre un colchón en un albergue convertido en campo de refugiados con más de dos mil  plazas. El voluntario me guía hacia una cama. Me pregunta si tengo saco de dormir. Le digo que no. Espero un poco. Me trae una manta. 


6.-

Tras el insomnio


Tercer día de mi viaje:

13 de marzo de 2022.

6 h 50 m de la mañana.


Apenas he dormido. Debo coger un autobús que me llevará a otra población que está a 30 kilómetros de aquí. De nuevo una larga espera para conseguir un asiento. En el viaje cierro los ojos algunos ratos, pero no llego a dormirme. Debo permanecer alerta.


7.-

Más cerca de la libertad


Tercer día de mi viaje:

13 de marzo de 2022.

9 h 45 m de la mañana.


Por fin... El trayecto no ha sido largo. Todavía tengo el susto metido en el cuerpo.


8.-

Hay voluntarios que nos cuidan


Tercer día de mi viaje:

13 de marzo de 2022.

1 h 30 m del mediodía.


Hay voluntarios por todas partes. Espero en un barracón. Como algo caliente que me ofrece una trabajadora de la Cruz Roja. Es una sopa. Se lo agradezco mucho.


9.-

Encuentro con mi hija Lyaksandra

 

Tercer día de mi viaje:

13 de marzo de 2022.

4 h 10 m de la tarde.


A lo lejos veo a Lyaksandra, mi hija. Ha venido desde Ámsterdam. Nos abrazamos.  Ha conseguido un coche prestado. Nos dirigimos a Holanda. El sonido del motor me tranquiliza. El futuro es incierto, me abro a todas las posibilidades. 

Cuando este infierno termine escribiré un libro y lo contaré todo...



Ana Muela Sopeña


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Nota: Basado en un caso real. Los nombres y lugares han sido cambiados para respetar la privacidad de los protagonistas.

8 comentarios:

carlos perrotti dijo...

Historia que merece contarse... concientizarse y jamás olvidar.

Abrazo hasta allá.

Fackel dijo...

Veo que estás sensibilizada al drama del exilio. La crónica es todo un acto de solidaridad con los que huyen de la barbarie del invasor. Ucrania vive, no obstante.

Mercedes Ridocci dijo...

¡Qué sensibilidad la tuya! Aunque triste, como la realidad misma, me ha gustado mucho como describes este “viaje”

Ana Muela Sopeña dijo...

Gracias, Carlos:

Desde luego que es una historia para no olvidar...

Un beso

Ana Muela Sopeña dijo...

Agradezco mucho tus palabras, Fackel:

Un beso enorme

Ana Muela Sopeña dijo...

Gracias, Mercedes, por venir...

Un beso enorme, amiga

Helena Bonals dijo...

Molt ben reflectits els obstacles que troba una persona que fuig de la guerra en les teves paraules.

Ana Muela Sopeña dijo...

Gracias, Helena:

Es un placer verte por mi espacio. Este texto está basado en un caso real.

Un beso enorme