En el desván reposan los juguetes que un día animaron nuestra infancia. El caballito balancín, el oso de peluche con su lazo, la muñeca que habla y que camina, el coche de bomberos con sus luces, la bicicleta blanca diminuta con sus rueditas laterales. Allí se deterioran sin saberlo y dejan que la pátina del tiempo atraviese su centro inmemorial. Duermen el sueño eterno en sus cajas y bolsas empolvadas. Simbolizan la ruptura con la edad de la inocencia, aunque siempre nos guste recordar una niñez de círculos abiertos hacia el sol. En el desván también yacen, nostálgicos, los álbumes de fotos color sepia. Imágenes antiguas simulan ser de agua y atraen la belleza de los días. A veces quisiéramos andar sin límite ni vértigo, por los infinitos laberintos de la memoria mágica del desván silencioso. Atrapar los momentos adheridos a un pasado brillante. Mas con frecuencia todo está en nuestra mente. Los objetos no logran rescatar el ayer sumergido en la deseada plenitud.
Ana Muela Sopeña
16 comentarios:
Es que lso recuerdos están hechos de una materia tan especial, que se superpone a los objetos que derivaron en esos recuerdos posteriores.
Un abrazo
Gracias, Albada, por tus palabras.
Un abrazo
Gusta todo ese sentir en la palabra que contiene y que debemos sentirla en profundidad: "una niñez de círculos abiertos hacia el sol"
Olvidamos muy rápido esos lugares donde debemos buscar alivio y renacer del sentir mejor del amor.
Abrazo.
Es bueno regresar a la infancia conectando con el niño interior.
Un beso enorme
Interesante y comprobadora percepción. Suerte si mantienes juguetes de infancia, sé que algunos todavía guardan alguna modalidad. No es mi caso en cuanto a juguetes. Sí lo es en cuanto a libros y cuadernos que reviso con sumo placer de vez en cuando. Me haces pensar que debo escribir en algún momento sobre ello. Me ha gustado y llevado a otro espacio-tiempo.
El texto es inventado. Los juguetes y algunos muñecos que conservaba estaban en casa y se me quemaron en el incendio.
Pero conozco a mucha gente que en su desván o en un trastero conserva juguetes.
Un abrazo
Pusiste en palabras lo que uno (tras varios intentos) no. Tu prosa poética me provoca identificación. Ahí está su logro mayor.
Abrazo hasta vos.
Gracias, Carlos:
Siempre un placer tu visita
Un beso grande
Todos tenemos un desván en el alma, en el que guardamos momentos felices y mágicos. En ocasiones no es fácil volver a ellos, nos dá miedo acudir.... quizás porque sabemos que nunca podremos volver a ellos, pero nos resistimos a tirarlos.
Me gusta tu prosa, mucho.
Un beso grande.
PD. Vuelvo a dejar, de nuevo mi comentario, últimamente blogger está guason y no me deja.
Gracias, Carmela:
No sé lo que pasa con el sistema de blogger. A veces lleva a spam los comentarios y hay que activar los uno a uno. Hasta hace poco no pasaba.
Buen fin de semana
Un beso enorme
ANA...
Um texto muito belo,
que nos faz lembrar que permanece em nós
a criança que já fomos!
Besossss...
Un beso mas, Ana,por si se queda, para tu trastero de recuerdos. No sé que pasa con los coments,
muchos desaparecen.
Ya. Yo tampoco sé lo que pasa. A veces me meto en blogger, en comentarios y hay comentarios que están en Spam. Tengo que decir que no son Spam para que se editen y se hagan visibles. Es un lío...
Gracias por venir y bribdarme tus palabras, Soco...
Un beso
Mil gracias, Albino:
Tienes razón. Nunca abandonamos del todo al niño que fuimos porque sigue habitando en nuestro interior.
Un beso
"Simbolizan la ruptura con la edad de la inocencia, aunque siempre nos guste recordar una niñez de círculos abiertos hacia el sol": em recordes el Machado de "Esos días azules,/ ese sol de la infancia".
Me alegra que te recuerde a Machado.
Es un honor.
Un beso
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